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Marca Ñuble: el poder de la identidad

La identidad local fue uno de los aspectos clave que motivó la conformación del movimiento pro Región del Ñuble y una de las principales fortalezas detectadas en los estudios avalaron la propuesta de convertirnos en una nueva unidad política-administrativa. Y cuando se habla de identidad es hablar de un lugar físico (territorio), de un grupo humano con características e intereses comunes, de una historia común y una memoria colectiva.

En el caso de Ñuble es posible identificar cuatro pilares: geográfico, histórico, herencia cultural y popular y el factor socio-productivo. Cada uno de estos elementos se conjugan para ir identificando el ethos de la región que oficialmente nació hace 5 años.

De hecho, lo señalado por los propios habitantes a propósito de su identidad en los estudios que antecedieron la redacción del proyecto de ley que se discutió durante 15 meses en el Congreso, refiere a la conexión con áreas productivas, como la agricultura y su diversidad en el secano y valle central, con áreas de alto valor ecológico en la costa y en la cordillera y con la historia, la cultura y la educación en el caso de la capital de Ñuble.

Por otra parte, lo geográfico, fuertemente ligado a las cuencas hidrográficas, a la diversidad de paisajes como montaña, valles, bosques y mar, le dan un sentido de pertenencia al territorio y otorgan un sentimiento de seguridad y arraigo a sus habitantes. Los otros dos factores de construcción de identidad, el soporte histórico y la herencia cultural y popular se vinculan entre sí y nos otorgan un soporte diferenciador y que fue precisamente el que sirvió de paraguas al proyecto Región de Ñuble.

Sin embargo, hay que considerar que hoy en día la formulación de un identitario regional se vea influenciada por todo lo ajeno que se asimila diariamente en nuestra cultura hiperconectada y sin fronteras. Pero si bien lo global puede afectar negativamente a la identidad de la nueva región, por otra parte también puede colaborar a fortalecerla, precisamente por la necesidad de identificación y diferenciación.

En efecto, al igual que los productos y empresas, los territorios -ciudades, provincias y regiones- no solo existen en el mundo físico, sino también como percepciones, en la mente de las personas. Es decir, se pueden concebir como imágenes de marca, las que se configuran a partir de la identidad que poseen. No hay otro camino. Creer que se puede crear una imagen de marca solo a partir de conceptos aislados, carentes de arraigo, es una ruta directa al fracaso. Dicho de otra forma, sin identidad, no habrá nunca una imagen de marca sólida.

Por eso nuestra región tiene en el constructo simbólico que son las marcas la oportunidad de transmitir una percepción de identidad fuerte, que es precisamente el objetivo de la Marca Ñuble que fue presentada a la comunidad regional el pasado viernes, en un acto que no solo se inserta en las actividades conmemorativas por el quinto aniversario de la creación de la región, sino también es coherente con el proceso participativo (se recogieron opiniones de más de 5 mil personas) que concluyó en esta nueva imagen de marca que está llamada a ser un importante elemento de diferenciación y de comunicación eficaz, muy útil hoy en día para la atracción de inversiones y la promoción turística.

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