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¿Quién gana y quién pierde si nuevamente se rechaza la propuesta de Constitución?

Momentos clave se viven en el Consejo Constitucional. Luego que se presentaran las enmiendas al anteproyecto redactado por los expertos -que fueron más de mil, 400 de ellas sólo del Partido Republicano-, existen dudas respecto de si se generará una Constitución de consenso, principalmente, por el carácter de las enmiendas introducidas por los republicanos, que en general, contienen aspectos regresivos en cuanto a algunos derechos ya consagrados.

Por ejemplo, se propone reclusión domiciliaria para los condenados de más de 75 años, a sabiendas que quienes se verían favorecidos son quienes cometieron delitos de lesa humanidad y se encuentran en Punta Peuco; se le otorga a la Constitución mayor poder que los tratados internacionales de derechos humanos; se relativiza el carácter de Estado social de derecho y se constitucionaliza la vida del que está por nacer, cerrando por completo la puerta a una posible legislación del aborto.

La gran interrogante es si estas iniciativas contarán con el respaldo de los(las) consejeros de Chile Vamos, ya que son ellos(as) quienes podrían dar la mayoría absoluta que podría cambiar en gran parte el trabajo de la Comisión de Expertos, que en general, fue alabado por consagrar un texto consensuado.

Tal como ocurrió con la anterior Convención, cuando los sectores de izquierda monopolizaron el debate; hoy es la derecha más conservadora la que quiere consagrar una cartamagna que según expertos, no tendría futuro, ya que podría repetirse un amplio rechazo como el del 4 de septiembre.

Según el Doctor en Administración y Política Pública del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Temuco, Cristian Quiroz; “ya en el plebiscito anterior, lamentablemente, hubo una vinculación explícita entre las opciones Apruebo o Rechazo respecto de la adhesión o no al gobierno. Es probable entonces, que ese escenario se repita esta vez y efectivamente se plantee como una evaluación al gobierno, con los efectos electorales que tendría en los comicios del 2024 y 2025”.

Para Quiroz, “eso es complejo, pues la discusión Constitucional debiese ser de largo plazo y no tan permeable a la contingencia. En el actual proceso se han repetido los errores. La falta de experiencia política y una suerte de soberbia, de extremos antisistema como la Lista del Pueblo y el Partido Republicano, respectivamente, han afectado una discusión constructiva basada en acuerdos y con sentido de país. Por ello, la participación ciudadana en el plebiscito de salida será fundamental, pues ese rol no puede ser pasado por alto según los intereses de mayorías transitorias”, afirmó.

El académico precisó que “el sistema democrático y la sociedad chilena saldrán fortalecidos en la medida que se puedan encauzar institucionalmente las demandas sociales. De ahí la relevancia de entender la redacción de una nueva Constitución como el inicio de una nueva etapa inmersa en un contexto más amplio, en el que la ciudadanía debe ser la protagonista, pues no se trata de un asunto sólo jurídico, sino que esencialmente político. Intentar sacar provecho coyuntural a través de populismos de derecha o izquierda en esta etapa tendría probablemente una rentabilidad electoral, pero muy transitoria, en tanto implicaría un alto costo estructural de mediano y largo plazo para el sistema, lo que afectaría la credibilidad de los actores y la confianza en la democracia”, planteó.

La estrategia republicana

En tanto, el analista político, Rodrigo Landa, cree que el actual proceso Constitucional “está desarrollándose muy desacoplado del mapa perceptual de la opinión pública, en el que la agenda de interés está centrada en las crisis permanentes del gobierno, por una parte; y en la difícil situación que enfrentan los chilenos en materia económica y en otros ámbitos. El Consejo Constitucional no es tema de conversación diaria”, aseveró.

Para el experto, “lo ocurrido el 7 de mayo, con la votación del Partido Republicano, fue la cristalización de un rechazo acumulativo al gobierno y al comportamiento de la Convención. La gran duda que todos tenemos es si el plebiscito de salida será nuevamente un plebiscito a la gestión del Ejecutivo, o por el contrario, si el Partido Republicano logrará convencer con sus formas y propuestas para dar un giro positivo al proceso”, sostuvo.

Agregó que “ellos han intentado actuar con sobriedad en el Consejo Constitucional, de forma sutil y elegante, ojalá pasando un poco desapercibidos. Ese primer pilar de su estrategia, para no cargar totalmente con los riesgos del proceso, se contrasta con una izquierda que ha sido muy feble en su rol de oposición”, aseveró.

Un segundo pilar de la estrategia de republicanos, dijo, “ha sido elegir ciertos temas que son muy populares y que de seguro serán el sostén de su campaña informativa, por ejemplo, la reducción en el número de parlamentarios. Es una fórmula que podría llegar a ser efectiva, pero en el actual contexto social, no me atrevo a asegurar que alcanzará para que el proyecto en discusión finalmente se apruebe”, afirmó.

Según Landa, “el Partido Republicano ha vivido el último tiempo en una paradoja o encrucijada, donde cualquier camino que toma le genera costos. Participa de un proceso que nunca quiso, lidera un Consejo Constitucional que hoy no es prioridad ciudadana, y su futuro de mediano plazo está, en cierta medida, sujeto a las circunstancias actuales. Es una gran prueba para medir su vocación de mayorías, capacidad para llegar a acuerdos con quienes no piensan como ellos, y de demostrar que tienen condiciones de gobernabilidad en el futuro”, planteó.

Respecto de cómo influyan los resultados del plebiscito del 17 de diciembre en las próximas elecciones Presidenciales, Rodrigo Landa cree que “el Partido Republicano, a diferencia del resto del espectro político, es el partido que tiene más anclada la figura presidencial. Es lo que las personas que nos hemos dedicado al marketing llamamos ‘convivencia de marcas dentro de una misma identidad’. Si nosotros revisamos lo que pasa en Chile Vamos o en los sectores del oficialismo, salvo la importancia de Evelyn Matthei como figura política, el escenario es todavía difuso. El Partido Republicano es Kast y Kast es el Partido Republicano, eso es incuestionable. Una primera lectura, entonces, es que el derrotero presidencial podría tener una vinculación con el éxito o fracaso del Partido Republicano en el Consejo Constitucional, pero no es el único elemento. Lo más trascendente, a mi juicio, para proyectar el futuro presidencial de republicanos es su perfil político, el tono y la apertura para ampliar las bases de su sector. En jerga económica, hoy son una solución de esquina, y ellos saben perfectamente que con esa posición no les alcanza en un escenario de segunda vuelta”, manifestó.

Según la politóloga y académica de la Universidad de Concepción, Jeanne Simon, “si hay una ‘pasada de aplanadora’ de parte de la derecha más dura en el Consejo Constitucional, la nueva propuesta no permitirá que se resuelva la insatisfacción con la actual Constitución, y podríamos entrar en un nuevo período de crisis. Si se presenta una propuesta que divida en dos lados polarizados, el resultado de este nuevo plebiscito seguramente aumentará la polarización y la decepción generalizada en la política”, sostuvo.

Sobre quién ganaría y quién perdería, políticamente hablando, si se rechazara el nuevo texto Constitucional, añadió que “todos perdemos si ocurriera esto. Por la gran presencia de los republicanos, Kast sí tiene invertido su capital político en el proceso. Su ingobernabilidad antes o después seguramente afectará la Presidencial de 2025”, sentenció Simon.

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