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Las últimas confesiones de Jaime García en Chillán, la tierra que le robó el corazón para siempre

Cristian Cáceres

Jaime García camina a paso lento por uno de los pasajes de una villa del sector Parque Lantaño, de Chillán, donde aún reside su amigo y escudero, el ex preparador de arqueros de Ñublense, Ricardo Carrillo.

Organiza su regreso de retorno a Cartagena, donde al cierre de esta edición celebraba el cumpleaños 83 de su madre, Eugenia Arévalos.

“Es un proceso que cuesta, por el tiempo que uno estuvo acá, pero contento porque he estado más con mi familia, pero cuando uno quiere a la institución le desea lo mejor. Acá hice amigos, me acogió bien Chillán, tengo un proyecto de vida”, comenta el “Búfalo”, con un dejo de nostalgia, a meses de su salida de la banca técnica del Rojo y a la espera de ofertas para reinsertarse como entrenador.

-¿Y de qué se trata ese proyecto en Chillán?

-Me compré un terreno, me estoy haciendo una casa.

-¿Por qué te enamoraste de Chillán?

-Por la gente. Me gustó todo. Su gente, la ciudad, su entorno y he hecho amigos increíbles, que me costó en Cartagena. Además mi hija Renata es chillaneja. Alguna vez iré a ver a Ñublense como un hincha. Ha sido un proceso y llamo a apoyar a la institución. A no todos les podré caer bien, pero creo que he dejado algo importante.

-¿Qué es lo que más disfrutaste en tu viaje a Europa?

-Todos creen que uno debe ir a Europa a mirar, pero sabes, es más o menos lo mismo que hacemos en Chile, pero con algunos matices. La vuelta me sirvió un montón para saber qué tengo que mejorar y saber como profesional dónde estoy parado. Pero la cultura es la que marca la diferencia. Cómo forman a los niños. Las herramientas que les dan.

-¿Y eso no se puede replicar en Chile?

-Acá tenemos todo, podemos montar una infraestructura moderna, allá hay muchas canchas. Los niños desde que entran al club les dan de todo y se sienten profesionales. Acá en cadetes viajan y le dan un pan con una bebida. Allá el tema cultural, de alimentación y educacional. Acá se les debe hacer sentir profesionales de chicos. Si viajan, que lo hagan en buen bus, si alojan en alguna parte, que sea un buen hotel, buena indumentaria, buenas canchas. Todo eso hace que el niño aspire a llegar al primer equipo y piense siempre en seguir en el fútbol. En Europa el niño llega muy preparado al primer equipo, no llega maleado.

-¿Te descontaminaste del fútbol chileno que en algún momento dijiste estaba lleno de mierda?

-Me ha servido para conocer a la gente. Ñuble me ha dado cosas positivas, pero otras no tanto. Uno es medio solitario, pero cuando uno está arriba todos te buscan y no sé si por interés, porque a mí me cuesta hacer el filtro para eso, pero la vida me ha enseñado en estos tres meses que tengo que hacer las cosas de manera distinta a la hora de dirigir. Tener más filtro, porque en vida, le abro las puertas a mucha gente y después veo que no son como uno fue con ellos, pero esos son los mínimos. Quiero esta ciudad, la echo de menos, pero me cuesta venir.

-¿Por qué?

-Porque pude crear un vínculo tremendo con mucha gente. Tengo muchas amistades acá, el que habla de mí sin conocerme, lo respeto, porque no puedo agradarle a todo el mundo. Pero estos cuatro años y tanto, conocía a más gente extraordinaria que gente que no quiero ver más. Yo siempre he aceptado las críticas, me hacen bien y las escucho, aunque es distinto cuando no dicen la verdad. Me voy callado, sin hablar mal, porque incluso estando enfermo o hospitalizado, siempre di todo por el club, cometiendo errores también, pero entre todos enmendamos el rumbo y logramos cosas lindas. Después vienen otras y uno debe dar vuelta la página. Era lógico que después de tantos éxitos, existiera una mala onda, pero más allá de lo que piensen de mí, siempre hablaré bien de Ñublense.

-¿Te ves dirigiendo afuera o en Chile?

-Siento que debo dar un pasito más. Me siento capacitado para ir tomando procesos rápidos. Estoy preparado, me gustaría salir a dirigir afuera en algún momento, también dar otro paso acá en Chile. También mejorar las cosas negativas y potenciar las positivas. Yo no estoy en el fútbol ahora, pero sigo haciendo cosas sociales porque me gustan y cuando me piden voy.

-¿Cómo te gustaría que te recordaran en Chillán?

-A la gente que no alcanzó a conocerme, les digo que siempre me entregué a mil, cometiendo errores, pero con la mejor intención. En el extranjero me conocen como el “DT de Ñublense”, por lo mismo, pero no por mi nombre. Acá crecí mucho, sí a alguien lo reté o le hice daño, pido disculpas, es parte del fútbol, pero nunca fue con mala intención.

-¿Volverías a dirigir Ñublense a mediano o largo plazo?

-Mi deseo es que le vaya bien. Cada uno sabe en la interna qué se hace bien o mal, pero siempre apoyaré a Ñublense. Seguro seré el primero en gritar un gol porque soy hincha. Seguiré viniendo, le moleste o no a algunos y quien sabe si se conectan los planetas… a lo mejor vuelvo más maduro, no sé, si algún día me necesitan, y si algún día se alinean los planetas, ¿por qué no? Pero ahora quiero soltar amarras y dar pasos, aunque de reojo siempre miraré hacia Chillán y mi proyecto de vida. Quiero que al club, de todo corazón, le vaya bien. Me hice conocido por Ñublense y ahora también por mi personalidad. Les deseo lo mejor del mundo, unas lindas fiestas, que siga bien el 2024, porque en más de cuatro años, nos sacamos la cresta todos juntos para triunfar.

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