Graves daños en huertos de arándanos de la región de Ñuble dejó la helada registrada el pasado 31 de octubre. Las pérdidas en algunos huertos llegan al 100% de la producción, dependiendo de la ubicación y las variedades, lo que significa, en la práctica, el fin de la temporada para ellos.
Y si bien la helada también afectó algunas siembras, como maíz y papa, el daño más grande se observa en arándanos, la principal fruta de exportación de la región.
Álvaro Gatica, productor de arándanos y vicepresidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, precisó que los daños se observan en plantaciones tanto en valle como en precordillera, “principalmente desde la Ruta 5 hacia el oriente, entre Longaví y Cabrero”. Asimismo, indicó que la helada afectó fundamentalmente a tres variedades, que precisamente son las más plantadas en la zona: Brightwell, Legacy y Duke.
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“En mi caso, por ejemplo, en algunos sectores tengo pérdida del 100%, con variedades Brightwell y Legacy, en Capilla Cox; así como también con otras variedades, como Duke, en que ha habido daño, pero menor, de 50-60%”, reconoció Gatica.
“La pérdida no es menor, es bastante grande, hay gente muy afectada, muchos agricultores. Lamentablemente, sucedió esto y no estábamos preparados, porque no había ningún pronóstico que anunciara heladas, y fue por sectores, por ejemplo, en Cato y Coihueco afectó muy fuerte. Algunos productores que tienen una o dos variedades, precisamente las más afectadas, tienen pérdida de 100%; otros, con más diversificación varietal, tienen pérdidas parciales, pero muy importantes también”, indicó.
Gatica declinó entregar estimaciones porcentuales de pérdidas, dado que el daño por heladas se comienza a observar varios días después y todavía no es posible cuantificar la magnitud: “hay frutas que se ven sanas, pero luego te das cuenta que no es así, y uno la parte y está negra por dentro”, graficó.
El daño por heladas ocurre por la exposición prolongada de la planta a una temperatura igual o inferior a cero centígrados, ya que el agua que está en los tejidos vegetales se congela. Cuando esto ocurre en primavera es lo más complejo, ya que en ese periodo (cuaja) los tejidos están más tiernos y expuestos.
Caída en la producción
El fruticultor lamentó que “el daño fue tremendamente grande; venimos saliendo de la temporada pasada, que fue muy mala, y ahora nos llega esto, entonces, se pone complicado”.
Consultado por los seguros climáticos, sostuvo que “son tremendamente caros. Yo he conversado con varios productores afectados, y lamentablemente, no tenían seguros contratados. El seguro que hay cubre muy poco, y tiene un tope también, y el resto son muy caros. Yo diría que la mayoría de los afectados no tiene seguros”.
Con esto, anticipó, se puede esperar una menor producción de arándanos esta temporada en Ñuble, cuyo inicio de cosecha está previsto para fines de noviembre. Ello, porque la mayor parte de las plantaciones de arándanos en la región se concentran precisamente desde la carretera hacia el oriente.
Añadió que incluso antes de esta helada se podía anticipar una baja en la producción, como consecuencia de la mala temporada anterior, ya que un gran número de huertos no se trabajaron este año, por lo que en estos no se va a cosechar.
Otro efecto será una menor demanda laboral, puesto que en aquellos huertos con pérdida de 100% no van a requerir mano de obra para la cosecha ni el packing, “y la que no quedó afectada, cuando hay una disminución de 50-60% también mucha de esa fruta se va a destinar a congelado, por lo que el volumen de lo que se va a exportar en fresco va a disminuir bastante”, cerró.
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