Señor Director:
La desfachatez de las isapres, como bien definió la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejos -igual que de los
parlamentarios de la derecha que las defienden- parece no tener límites, y refleja de cuerpo entero la podredumbre
moral de quienes han esquilmado a la sociedad chilena durante décadas.
Para quienes están detrás de estas despreciables instituciones, si el Estado no les paga todo o parte de la deuda
-con plata de todos los chilenos- o manda un proyecto de ley para que se elimine todo o parte de la deuda que tienen
con los afiliados por cobros abusivos e ilegales que hicieron durante años – así reconocidos por el máximo tribunal de
la justicia chilena- entonces se van a la “quiebra” y revientan al sector público al dejar botadas a las 3,5 millones de
personas que ellos hoy “atienden”.
Más que buscar una solución honesta al problema que ellas mismas generaron, las isapres quieren un salvataje por
medio de la pachotada y la amenaza. Eso es inaceptable. Y ojo con sus “afiliados” en el Congreso, que harán todo lo
posible para continuar con el lucrativo negocio de la salud o en su defecto, garantizar que sus financistas no devuelvan
un peso de todo lo que ganaron abusando del bolsillo de sus clientes.
José Antonio Sepúlveda G.
