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Con un pie en la docencia y el otro en los servicios informáticos

Mauricio Ulloa

Luis Gómez Soto (46 años) es contador egresado del Liceo Comercial Insuco, de Chillán, e ingeniero en ejecución en computación e informática de la Universidad del Bío-Bío, se ha desempeñado como docente en varios planteles, como la Universidad de Concepción y actualmente es académico de la UBB, del Instituto Virginio Gómez, del Inacap y de la Universidad Católica de la Santísima Concepción sede Chillán.

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“Me acerqué a la docencia cuando estudiaba en la Universidad y tomaba el Simce, al egresar le presenté un proyecto a Corpride, que era el sostenedor del Liceo Industrial, en 2002, que consistía en hacer docencia en informática para crear sitios web, manejar sistemas y redes informáticas, y en 2003 comencé a ser docente, luego pasé a ser coordinador de Enlace y terminé siendo director entre 2014 y 2019 (también estudió un magíster en gestión educacional)”, recordó.

Relató con orgullo que “cuando llegué al Liceo Industrial, había un pequeño laboratorio de computación, cuando me fui, dejé siete. Los armábamos con mis alumnos de electrónica, arreglábamos monitores que nos regalaban las empresas e instituciones de la zona, entonces, el sostenedor compraba las torres, y las redes de datos las montábamos con mis alumnos, así ellos iban aprendiendo”.

Paralelamente, el “profe” Luis Gómez creó su empresa Softhard Computación en 2004, emprendimiento que nació a partir de un proyecto que ejecutó un año antes en un colegio donde trabajaba su padre. “Había que arreglar computadores, hacer soporte técnico, pero me empezó a ir bien, luego empecé a hacer redes de datos, la primera se la hice al colegio San Vicente, y de ahí en adelante comencé a hacer proyectos más grandes, de hecho, con la Municipalidad de Chillán ejecutamos el proyecto Plan TEC, donde instalé redes de datos en un varios colegios grandes, después me adjudiqué otras licitaciones, como el proyecto TIC en el Aula, con la instalación de data en las salas -lo que implicaba red de datos, eléctrica y de video-, y también ejecutábamos proyectos en establecimientos particulares, en empresas e instituciones públicas”, resumió.

“En esos años, yo cubría la expansión de cualquier empresa que tenía más equipos computacionales”, comentó, una época en que las firmas dedicadas a este rubro en Chillán eran muy pocas. Y sus costos eran más bajos que la competencia, “porque nunca tuve un local establecido, siempre trabajé de manera independiente, al principio, solo, luego contrataba gente para los proyectos, gestionando con otros técnicos la parte eléctrica, también con mis exalumnos”.

El chillanejo sostuvo que la empresa no paraba de crecer hacia 2008-2009, en un contexto en que los establecimientos educacionales estaban consolidando sus laboratorios de computación, pero destacó que nunca abandonó la docencia. “Mi cable a tierra siempre ha sido la docencia, porque me permite tener un bagaje más consensuado, una proyección más aterrizada de las cosas, no dejarme cautivar cuando creces como la espuma y parece que te vuelves loco con la plata, lo que hasta el momento no me ha pasado”, reflexionó.

Casado y padre dos hijos, niega ser trabajólico: “Mi señora me dice que no sabe cómo me alcanza el tiempo para todo, pero la clave es que yo manejo gente, hay que saber trabajar con las personas, soy de los que ocupa el talento de los que me rodean, confío en las personas que saben hacer las cosas, yo creo que ése es uno de los grandes secretos que tengo”, confesó.

Pero sí tiene olfato. En 2010, el municipio llamó a licitación para el proyecto comunal del Plan TEC, lo que marcó el desembarque de las empresas nacionales del rubro en la ciudad. “Yo no postulé, porque era mucha plata, la boleta de garantía eran números grandes y para mí era mucho, y si me lo hubiese adjudicado podría haber quebrado, porque vino el terremoto, entonces, en vez de pagar en abril, pagaron en noviembre, con lo que no le habría podido pagar a los proveedores, porque yo pasaba cheque a fecha”, afirmó.

Expansión

Al salir del liceo, en 2019, creó la empresa Asesorías Luis Gómez, ampliando su giro y ofreciendo más servicios, lo que tiene que ver con que un año antes había participado en la fundación de la Asociación Gremial Informáticos Ñuble, de la que hoy es su secretario. “Todo eso me abrió un mundo, el hecho de estar en la asociación me permitió ver más gente que sabía de informática, pensé en trabajar con los colegas, hasta ese momento yo no había hecho desarrollo, como sitios web, y ahí empecé a incorporar desarrollo de sistemas e instalación de servidores, porque tenía los contactos, por lo que el paso natural fue crear la empresa de asesorías informáticas”, relató.

Así comenzó a postular a proyectos con el componente de desarrollo en conjunto con profesionales, y no solo con técnicos, en un mercado local cada vez más competitivo. “He ido dejando el soporte computacional y ahora lo que más hago es instalaciones de redes y venta de sistemas”, de hecho, durante el primer semestre fue partner tecnológico de Crecic, en Concepción, y es proveedor de empresas e instituciones, como la Universidad de Concepción.

Cuando dice que se le abrió el mundo, es literal, porque ya está pensando en exportar servicios. Precisó que siempre ha prestado servicios en Ñuble, pero el año pasado comenzó a participar en ruedas de negocios con representantes de empresas e instituciones de una decena de países, con el apoyo de ProChile. “Este año espero que sea exitoso”, deslizó.

Este año, además, obtuvo el Premio Emprende, que entregó el Instituto Virginio Gómez, al que postuló con un proyecto en la categoría Tecnología e Innovación.

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