Fue luego que la concejal Marina Crisóstomo pidiera, en la última sesión de concejo, que se pusieran unos seños para delimitar un pequeño puente de madera cercano al cementerio, que tras su intervención, el alcalde, Camilo Benavente, admitiera públicamente, que “la capacidad actual de esta municipalidad nos permite resolver apenas un mínimo de las solicitudes vecinales”.
La afirmación generó un debate entre los ediles y el jefe comunal, que se extendió por cerca de un cuarto de hora, e incluso se habló de apenas un 10% de capacidad de respuesta.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]“Sí, se dijo eso, pero la verdad es un poco más, es casi un 30% del total de los requerimientos que nos llegan, lo que incluyen solicitudes que no son competencia del municipio, y de aquellas que sí nos competen es muy difícil que se resuelva la mitad”, explicaría el alcalde, posteriormente, a LA DISCUSIÓN.
Conforme a las estadísticas de la Oficina de Consultas Públicas, de la Municipalidad (creada en enero de este año), el promedio de requerimientos que llegan a través de redes sociales, vía llamada telefónica, correos y las que se realizan de manera presencial, promedian un total de mil solicitudes vecinales cada mes.
De ellas, explican, cerca de 300 corresponde a problemas que no pueden ser resueltos por la municipalidad, sino por otro tipo de instancias como las compañías de electricidad, el Serviu, los tribunales de justicia, colegios particulares o Carabineros, primordialmente.
“Y de esas 700 restantes, se debe priorizar cuáles son las más urgentes para darles curso, porque lamentablemente, como en todos los municipios del país, es imposible resolverlo todo y al menos la mitad quedará sin solución, añadió.
Para el ejercicio de priorización se designó al constructor civil Héctor Arredondo, con pasos en vialidad, Emergencias y Obras Públicas. El criterio pone en relieve criterios sociales, técnicos y de factibilidad.
Más del 50% de las peticiones apuntan a la oficina de Medio Ambiente, Aseo y Ornato, y mensualmente, el cuerpo de concejales recoge y presenta en sus incidencias, un promedio de 160 peticiones vecinales que requieren intervención urgente.
Falsas expectativas
El tener que decirle “no” al 70% de quienes buscan arreglar sus problemas en la municipalidad es un conflicto, incluso político.
Por tal razón, concejales como Pedro Sánchez, sugiere que “lo mejor es no generar falsas expectativas. Yo no le puedo decir a todos los vecinos que les vamos a arreglar sus problemas, así que siempre les digo que haré las consultas, porque es lo más transparente”.
Para su par Rodrigo Ramírez, “el tema pasa, también, porque la gente conozca mejor lo que puede y no puede hacer el municipio, ya que en efecto, muchas veces vienen a pedir cosas que no nos corresponden, o ignoran la cantidad de operativos en curso, pese a que se han publicado por todas las redes sociales”.
La concejal, Marina Crisóstomo, en cambio, dice no haber quedado conforme ni con la cifra, ni con que haya poco personal.
“Se dijo que tampoco había que sobreexigir a los funcionarios porque se podían estresar. Bueno, el servicio público no es un trabajo común y corriente y el compromiso debe ser el máximo”, apuntó.
En la misma línea, Joseph Careaga añade que “hay cosas que no ve Héctor Arredondo, como salud u obras, entonces eso de que se priorice, tal vez sea sólo para Aseo y Ornato, pero para no todas las áreas. A mi juicio, falta mucho por mejorar en cuanto a criterios y gestión”.
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