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Zona Franca Agroindustrial en Ñuble

La concentración de la riqueza y la barrera para el acceso a las oportunidades que genera el crecimiento económico, se han constituido en el germen del descontento social. Por ello resulta sorprendente constatar que, en materia económica, los programas de los candidatos presidenciales 2021 carecen de propuestas para un sistema de clasificación regional que sea capaz de caracterizar la problemática diferenciada de las regiones, permitiendo con ello la aplicación de políticas públicas específicas a cada contexto territorial.

No es casualidad que las regiones con mayor índice de ruralidad caractericen por altos niveles de pobreza. En esta condición se encuentra las regiones de Ñuble y La Araucanía. Ñuble presenta el mayor índice de ruralidad (29,7%) y es la segunda región más pobre del país (14,7%). La Araucanía, por su parte, es la segunda región con el mayor índice de ruralidad (28,5%) y lidera la incidencia de la pobreza (17,4%).

Para romper con esta realidad es necesario agregar valor a los productos agrícolas. Para ello, el desarrollo de la agroindustria se logra con: (1) incorporación de tecnologías que asegure un esquema sustentable de producción agrícola, con uso eficiente del agua, que tenga trazabilidad y rompa la estacionalidad; (2) modelo de incentivos territoriales para atraer inversiones en el procesamiento de la producción agrícola; y (3) un sistema logístico eficiente para enviar la producción a los mercados internacionales. Esta combinación se logra con: (1) un sistema de invernaderos; (2) una zona franca agroindustrial; y (3) Ñuble como territorio basal para las operaciones de acopio de materia prima, procesamiento, y transporte hacia los puertos de la Región del Biobío, respectivamente.

Experiencias existen. Los Países Bajos, por ejemplo, decidieron revolucionar la agricultura para resolver el aumento de la demanda de alimentos que se espera ocurra hacia el año 2050. Con un 6% de la superficie de Chile continental y con una arquitectura de 93 kilómetros cuadrados de invernaderos, se han transformado en el segundo mayor exportador mundial de productos agroindustriales. La voluntad de los Países Bajos de modernizar su actividad agrícola los llevó a exportar más alimentos que Francia y España juntas. Su audacia los tiene en un lugar de privilegio que es solo sobrepasado por Estados Unidos, país que es 237 veces más grande en superficie terrestre.

La Zona Franca Agroindustrial de Ñuble se hace cargo de la experiencia internacional sobre la materia, toda vez que su formulación está basada en la cadena de valor de la agroindustria en el territorio de la Macrozona sur de Chile. La propuesta postula el desarrollo de la agricultura sustentable, la agregación de valor a los productos agrícolas, el abastecimiento del consumo interno, el aprovechamiento de la infraestructura logística, y la exportación de bienes agroindustriales para el mercado externo. Esta cimentada en un plan integral de desarrollo de la actividad agroindustrial, la generación de empleo y la disminución de la pobreza en vastos sectores rurales del centro sur del país.

Finalmente recoge sugerencias del Banco Mundial en cuanto a la necesidad de utilizar las Zonas Francas Temáticas como instrumentos de política pública regional. El organismo internacional es claro al momento de señalar que las Zonas Francas vinculadas a las características de la matriz productiva territorial, permiten ampliar la base de exportadores y diversificar la actividad económica y la canasta de bienes de exportación.

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