eñor Director:
Respecto de la mención a Onofre Jarpa por parte del presidente Boric en un homenaje del Museo de la Memoria, lo cual significó la molestía de Renovación Nacional, creo pertinente la siguiente reflexión. Pareciera que decir la verdad es difamación para el senador Chahuán.
“Desgraciadamente, gente como Sergio Onofre Jarpa terminaron sus días impunes, pese a todas las tropelías que cometieron” plantea Boric, lo cual no es nada descabellado tomando en cuenta el homenajeado de aquella ceremonia: Rodolfo Seguel; quien fuera presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre y emblema de las jornadas de protesta nacional en 1983, siendo estas manifestaciones particularmente violentas por parte de las fuerzas del régimen, dejando solo en aquel año decenas de muertos, centenares de heridos y miles de detenidos.
¿Quién era el ministro del Interior de aquel entonces, y con ello responsable de la logística represiva? Precisamente Sergio Onofre Jarpa.
No es una cuestión de sesgos; el incuestionable Informe Rettig dio cuenta de como 5 miristas fueron asesinados por la CNI, causa en la cual el mismo Jarpa debió declarar como inculpado. También durante su periodo como ministro se creó la Dicomcar, organismo que llevó a cabo el macabro degollamiento de tres militantes comunistas, teniendo como entidad superior al ministerio del Interior, del cual Jarpa era el cabecilla. Haber impulsado el Acuerdo Nacional, o haber reconocido el triunfo del No por televisión, no enmienda el ser agente activo y la máxima autoridad civil de una dictadura tan sanguinaria como la chilena.
Postular como demócrata a quien fuera mano derecha de un genocida, a quien no podía salir del país debido a la orden de captura internacional por violaciones a los derechos humanos, degrada de sobremanera un concepto tan vital como la democracia.
Bruno Navarro Cabrera