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Rol clave del agro

Gobierno Regional

A nivel local existe coincidencia en que el cambio político-administrativo que tuvo Ñuble hace 4 años, al convertirse en región, está comenzando a tener beneficios para el sector agrícola, y no son pocos los que plantean que ésta es la oportunidad para convertirnos en la primera región agrícola del país, lo que también impone ciertos desafíos, como el mejoramiento de la infraestructura para la competitividad y la mejor focalización de los recursos en políticas que contribuyan a potenciar el rubro.

Desde el punto de vista de la política pública, la descentralización administrativa da la posibilidad a los actores locales de focalizar los recursos de inversión y gasto público asociados a la nueva región. Es, en este acto administrativo, donde se puede mejorar la infraestructura para la competitividad de la actividad productiva local, poniendo a sus actores como el centro del quehacer para el desarrollo productivo y social del territorio. [bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]

Estudios recientes, además, demuestran que el cambio en la división política administrativa de un territorio puede reducir el nivel de desigualdad regional, mejorando la calidad de vida de las personas, debido a que las políticas públicas son más específicas a la realidad territorial.

Ñuble es la región del país con la mayor población rural (64%) y la que tiene registradas más explotaciones agropecuarias y forestales. Y si su contribución se toma desde el punto de vista del PIB Ampliado de la Agricultura, que además de la actividad agrícola, ganadera y forestal, incluye los encadenamientos productivos y la prestación de servicios que rodea a la actividad, que en Ñuble son muy superiores a la media nacional, el PIB agrícola se empina cerca del 60% y se convierte en el factor más determinante para la economía regional.

Igualmente, Ñuble exhibe el mayor volumen de producción diversificada del país, con una superficie sembrada de más de 70 mil hectáreas de cultivos tradicionales y un progresivo e importante aumento de la superficie frutal. Aquí también se concentra la mayor superficie agrícola certificada orgánica de Chile.

Este valor netamente agrario se incrementa a partir del transporte a los centros comerciales, su industrialización, los márgenes de comercialización y, en cada caso, los costos de cada eslabón de la cadena, hasta alcanzar su valor final. Tal descripción conlleva un componente social: el empleo.

La producción agrícola suma 45.000 puestos de trabajo en la etapa primaria y 57.000 en la secundaria. En suma, el agro regional es generador de riqueza, tecnología, comercio exterior y empleo, entre otros efectos de peso. Otro dato importante es que el 78% de los desembolsos que realizan los productores se localizan en las comunidades en las que se hace la producción.

Corresponde, en consecuencia, destacar una vez más la extraordinaria contribución de la agricultura al progreso de la región y seguir con atención el desempeño de los servicios públicos que inciden en su desarrollo, donde políticos y funcionarios deben aquilatar su trascendencia y generar las condiciones estratégicas para desarrollar todo su potencial y, en definitiva, desempeñar el trascendente rol de impulsor de la economía regional que debe tener. 

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