Señor Director:
En nuestro País se produce la mitad de la comida que se consume, y en el futuro se vislumbra caos, guerras, desastres
climáticos y humanitarios en el mundo; una combinación peligrosa que nos puede llevar a un desastre. Los embalses
son obras que mitigarían los impactos de dichos desastres –sobre nuestro país– porque con ellos podríamos producir
energía y más comida a precios asequibles.
No obstante, como se expuso en la Discusión del día 14 de noviembre, en nuestra región, hay personas que se esfuerzan
para impedir la construcción del embalse Punilla, aludiendo a justificaciones ecológicas que encubren su verdadera
motivación, que es una “vendetta política” del ex-convencional constituyente de San Fabián, hacia la junta de vigilancia
del río Ñuble y su directorio, los cuales permitieron que dicha organización fuera usada para impulsar carreras políticas
y buscar que autoridades gubernamentales de alto nivel impongan el proyecto sobre las comunidades sin dar soluciones
ante las demandas de estos.
Por último es lamentable que los dirigentes de los regantes del río Ñuble no hayan tenido la capacidad de gestionar
socialmente el proyecto de manera correcta para que este no hubiera creado tantos detractores, que al día de hoy están de-
jando a los agricultores, sin embalse, a merced del cambio climático y perjudicando finalmente a los consumidores.
Lionel E. Contreras Acuña
Agricultor de Ñiquén