La meta del Ministerio de Vivienda y Urbanismo en Ñuble para el período 2022-2025 es entregar un total de 6.557 soluciones habitacionales, según dieron a conocer las autoridades de esa cartera. Una positiva noticia que permitirá dar un paso firme hacia el objetivo de ir acortando el déficit de viviendas en la región, que hoy casi alcanza las diez mil, según estimaciones oficiales.
Según estimaciones del Minvu a partir de los datos del Censo 2017, la demanda habitacional proyectada en Ñuble es de 9.600 viviendas y solo para la ciudad de Chillán es de 3.461 viviendas, considerando en esta cifra a 125 familias que viven en campamentos. La sigue la comuna de Chillán Viejo con un déficit de 718 soluciones habitacionales, San Carlos con 679, Coihueco con 640 y Quillón 489.
La necesidad de contar con una vivienda propia ha cobrado tal relevancia en el debate público que se ha planteado incluso como un derecho social que debiese estar consagrado en la carta fundamental, aunque es muy difícil que tome fuerza en el actual proceso constituyente, como sí lo hizo en el anterior.
Pero más allá del eventual derecho de cada ciudadano y ciudadana de tener una vivienda digna, en lo concreto, el Gobierno puso en marcha un Plan de Emergencia Habitacional para abordar el déficit habitacional que existe en Chile, que se estima se acerca a las 650 mil viviendas. La iniciativa se pone un objetivo ambicioso, como es recuperar el rol central del Estado en la planificación y gestión habitacional, junto con entregar 260 mil viviendas, lo que lograría cubrir al menos el 40% de la necesidad habitacional identificada. Eso, siempre y cuando se apruebe una reforma tributaria que permita financiar el programa, pues en caso contrario la meta deberá ajustarse en 50%.
El Plan de Emergencia Habitacional, además, promete impulsar proyectos en todas las comunas del país, asegurando equipamiento social y robusteciendo el Banco de Suelo Público, un instrumento creado en el Gobierno del expresidente Piñera y que es buen ejemplo de política de Estado, que rescata lo bueno de administraciones anteriores.
Desde que Ñuble es región, el presupuesto del Minvu ha crecido sustancialmente y en esta administración lo ha hecho casi al doble de su predecesora. Sin embargo, también hay que reconocer que la crisis por la pandemia del Covid-19 favoreció un alza de los costos en el sector construcción, que si bien se ha moderado, bordearía el 15% para aquellos proyectos iniciados en 2022.
En ese sentido, desde diferentes sectores han surgido voces que plantean la necesidad de reajustar los montos de los subsidios y diseñar nuevos mecanismos de financiamiento, más flexibles y eficientes para incentivar la participación de los privados, pero también controlar mejor los recursos públicos y elevar no solo los estándares de calidad de las viviendas, sino también de los espacios públicos y de la conectividad vial.
No será fácil, considerando la estrechez fiscal que enfrenta el Gobierno y las dificultades que tiene para sacar adelante un aumento de impuestos a sectores que controlan a buena parte de la política nacional, pero como ha quedado demostrado, los proyectos de este tipo no solo mejoran la calidad de vida de las familias, sino que también generan empleo y dinamismo económico en los territorios, muy necesarios en tiempos difíciles como los que hoy vive nuestra región.
