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Mascarillas también sirven en días de contaminación

La imagen masificada del uso de mascarillas, que caracterizó al período más duro de la pandemia por Covid-19, parece haber quedado en el olvido de la mano de la vacunación y menor colapso de los recintos hospitalarios.

El uso de aquella, sin embargo, puede presentar nueva utilidad a partir de los días de bajas temperaturas, que en el caso de Ñuble, comenzaron a sentirse desde ayer, tras el paso del sistema frontal y que se extenderán esta semana, con temperaturas mínimas de entre uno y dos grados.

Así lo estiman expertos en enfermedades respiratorias, que sostienen que las mascarillas pueden ser útiles en aquellas ciudades, como Chillán, donde la llegada del frío está íntimamente vinculada al encendido de estufas a leña, la principal causa de la polución atmosférica invernal.

Si se trata de contaminación en el ambiente, “se hace imprescindible la protección de las vías aéreas en exposición directa, como lo son la nariz y la boca, a través del uso correcto de mascarillas”, recomienda Natalia San Martín, kinesióloga de Grupo Medical, quien comenta que las personas con enfermedades respiratorias son las más afectadas por esta situación. “La contaminación en el organismo produce principalmente la irritación de la mucosa que recubre las vías respiratorias, lo que se traduce en broncoconstricción e hipersecreción. Es decir, la persona afectada sentirá que tiene más flemas y mayor dificultad respiratoria”, afirma la profesional.

Para evitar los efectos nocivos en la salud de las personas, la kinesióloga explica que la medida más importante es la prevención, es decir, focalizarse en evitar la enfermedad. “Fortalecer el sistema inmune es clave, a través de hábitos saludables entre los que destaca el descanso correcto, alimentación, ejercicio físico, etc. Además, prevenir el hacinamiento es importante para evitar focos de infección cruzada: si podemos estar en sitios más espaciosos y con buena ventilación, mejor aún”.

Muertes por esmog

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 99% de la población mundial respira aire que excede los límites recomendados por el organismo internacional. Al mismo tiempo, Chile es uno de los países de la región que contabiliza más muertes debido al esmog, según lo dio a conocer un reciente estudio de “Lancet Countdown Sudamérica” que, además, informa 230 decesos por cada millón de habitantes en nuestro país.

Paralelamente, el informe “World Air Quality Report 2022”, publicado por la empresa suiza, IQAir, Chile se encuentra entre los países con el mayor nivel de contaminación del aire en América Latina con un promedio de 22,2 microgramos por metro cúbico, cuando lo máximo debiera ser 2,5 de material particulado.

Al respecto, el director de la Escuela de Ingeniería de la Universidad del Alba, Julio Inda, asegura que son varios los factores que aumentan los niveles de contaminación, tales como: el aumento de vehículos con uso de derivados del petróleo, los diferentes tipos de industrias como la minería, sequías extremas, el cambio climático por el aumento de gases que produce el efecto invernadero, la falta de tratamiento de los desechos de las aguas residuales, el vertido de desechos industriales y metales pesados, además del constante uso de calefactores que emiten gran cantidad de material particulado y gases en invierno, junto con las olas de calor y los grandes incendios.

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