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Marca Ñuble

¿Quiénes somos? ¿Por qué nos sentimos diferentes a los maulinos o penquistas? ¿Qué elementos configuran la identidad de Ñuble?

Hablar de identidad es hablar de pertenencia a un lugar físico (territorio), de un grupo humano con características e intereses comunes, de una historia común y una memoria colectiva. En el caso de Ñuble es posible identificar cuatro pilares: geográfico, histórico, herencia cultural y popular y el factor socio-productivo. Cada uno de estos elementos se conjugan para ir identificando el ethos de sus habitantes. De hecho, lo señalado por los propios habitantes a propósito de su identidad, en los estudios que antecedieron a la redacción del proyecto de ley que creó la región, refiere a la conexión con áreas productivas, como la agricultura y su diversidad en el secano, cordillera y valle central y con la cultura y la educación en el caso de la capital de Ñuble.

Por otra parte, lo geográfico, fuertemente ligado a las cuencas hidrográficas, a la diversidad de paisajes como montaña, valles, bosques y mar, le dan un sentido de pertenencia al territorio y otorgan un sentimiento de seguridad y arraigo a sus habitantes.

Los otros dos factores de construcción de identidad, el soporte histórico y la herencia cultural y popular se vinculan entre sí, ya que tanto la experiencia de autonomía e independencia de los españoles, ligado al rol histórico que jugaron nuestros antepasados y su ligazón con un fuerte sentimiento de orgullo y descentralización que se vive hasta nuestros días, le otorgan a Ñuble un soporte diferenciador y que precisamente es el que sirvió de paraguas al proyecto que nos llevó a convertirnos en Región.

Sin embargo, hay que considerar que hoy en día la formulación de un identitario regional se ve también cruzada por la globalización de las comunicaciones y el impacto que esta produce en la vida moderna. Así, encontrar arraigo se hace más difuso, pues es inevitable que la construcción de lo propio se forje influenciada por todo lo ajeno que se asimila diariamente en nuestra cultura hiperconectada y sin fronteras.

Pero si bien lo global puede afectar negativamente a la identidad de la nueva región, por otra parte también puede colaborar a fortalecerla, precisamente por la necesidad de identificación y diferenciación, pues al igual que los productos y empresas, los territorios no solo existen en el mundo físico, sino también como percepciones, en la mente de las personas. Es decir, se pueden concebir como imágenes de marca, las que se configuran a partir de la identidad que poseen.

No hay otro camino y eso debe estar claro en el proceso que hoy impulsa el gobierno regional para crear la marca turística de Ñuble. Creer que se puede crear una imagen de marca solo a partir de conceptos aislados, carentes de arraigo, es una ruta directo al fracaso. Dicho de otra forma, sin identidad, no habrá nunca una imagen de marca sólida.

La Región tiene en el constructo simbólico que son las marcas no solo la oportunidad de transmitir una percepción de identidad fuerte, sino también un importante elemento de diferenciación y de comunicación eficaz, muy útil hoy en día para la atracción de inversiones y la promoción turística.

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