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Intercomuna sale de la lista de las 10 zonas que aspiran a ser áreas metropolitanas

A inicios del mes de julio, el gobernador de Ñuble, Óscar Crisóstomo, oficializó la solicitud en la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) para que se iniciaran los estudios de factibilidad que permitan conocer si es posible que se decrete un Área Metropolitana dentro de la región, la que inicialmente estaría conformada por Chillán y Chillán Viejo.

En el Gore, entonces, había optimismo respecto a que la intercomuna cumplía con los requisitos que se establecen en el decreto 98, del 30 de septiembre de 2020, que aprueba los estándares mínimos para el establecimiento de las áreas metropolitanas y establece normas para su constitución.

Entonces, la intercomuna estaba en el lugar número 10, de entre igual número de postulantes que como máximo pueden optar a esta nueva nomenclatura administrativa en el país.

Sin embargo, hoy en día Chillán y Chillán Viejo ya no están en esa lista, debido a que las cifras demográficas, de infraestructura, flujo de transportes y de políticas municipales conjuntas no son las suficientes como para aspirar a ser un Área Metropolitana.

En cuanto a la población mínima requerida, no se llegaría a los 250 mil habitantes, como lo exige el decreto; el flujo de transporte entre ambas ciudades tampoco representa el 15% de los recorridos totales, y –como lo admiten los alcaldes de Chillán, Camilo Benavente; y el de Chillán Viejo, Jorge del Pozo- no se ha estado trabajando en acciones conjuntas para, desde ambos municipio, abordar problemáticas estructurales conjuntas, como la creación de parques o áreas intercomunales, o estrategias de protección medioambiental.

Lo bueno es que no todo está perdido. Si hoy la intercomuna no está en la lista de las 10 zonas que aspiran a la condición de metropolitanas, “estamos primeros en lo que podríamos definir como una lista de espera”, explica Pablo San Martín, profesional geógrafo del Gobierno Regional.

El mandato de la Gobernación Regional, por lo tanto, es trabajar desde ahora en poder alcanzar este objetivo y al menos, “y el próximo mes se terminarán de diseñar las bases del llamado a licitación para realizar un estudio general que nos permita tener una data oficial y recoger la información necesaria como para saber si podemos optar, ya en los próximos años, a ser área metropolitana”, añadió.

De esta manera, de no mediar contratiempos, se espera poder hacer el llamado a licitación entre las últimas semanas del primer trimestre y las primeras semanas del segundo semestre del 2024.

“Estos siempre son procesos largos, pero lo que al menos esperamos nosotros es que ya para fines del próximo año, podamos tener la información básica que nos permita proyectar algo más concreto”, anticipó

En cuanto a la población, desde el Censo Regional, en una presentación realizada la semana pasada ante el Concejo Municipal de Chillán, proyectaban la población de Chillán en 204.009 habitantes para el 2024, mientras que la proyección para Chillán Viejo es de 35.580 personas. Esto es un total de 239.589 personas, es decir 10 mil personas menos de lo mínimo exigido por el decreto 98.

“Pero la norma no es tan rígida y permite, por ejemplo, que si no se alcanza la población mínima, o el flujo vehicular entre ambas comunas no alcanza a ser el 15%, pero sí hay un buen trabajo de ambas municipalidades en generar políticas conjuntas para solucionar conflictos que afecten a ambas ciudades, o la infraestructura intercomunal mejora, sí es posible alcanzar esa categoría”, advierte San Martín.

Esto significa que si el estudio que espera licitar el Gore es auspicioso, “habrá que coordinar reuniones con ambos alcaldes para conocer sus posturas y saber si están dispuestos a trabajar en este tema”, adelantó.

Ventajas de ser metropolitanos

Uno de los fundamentos del Decreto 98 (D98) apunta a que las ciudades dentro de sus patrones de crecimiento, muchas veces sobrepasan sus límites administrativos, absorbiendo núcleos habitados que pertenecen a múltiples jurisdicciones administrativas. De esta forma, cada vez es más común ver continuidades urbanas inter-jurisdiccionales que se sostienen a partir de redes estables de interrelaciones económicas, funcionales y sociales, conformando lo que se conoce como áreas metropolitanas.

La importancia de contar con la aprobación de la Subdere y, posteriormente, con el visto bueno del Poder Legislativo radica en que actualmente el Gobierno le da prioridad a las áreas metropolitanas cuando se trata de financiamiento de proyectos de gran escala y porque, prácticamente, para Ñuble –y no sólo para las ciudades estructurantes de esta nueva área- significaría triplicar los recursos que se asignan desde el Gobierno Central.

De aprobarse, se estaría entonces, frente a la modificación administrativa más significativa para Ñuble, desde que se creó como Región, en 2017, por lo que para el gobernador Crisóstomo, esto le permitiría a la región avanzar al siguiente nivel en cuanto a modernización y prosperidad regional.

Con la iniciativa, Crisóstomo espera –por ejemplo – mejoras al transporte público, al manejo de los residuos domiciliarios y a los planes de descontaminación, porque “son ejemplos claros de ámbitos que pueden abordarse con estrategias que involucren áreas macrozonales, por eso, solicitaremos el estudio respectivo para respaldar esta declaración”, explicó al respecto en un seminario realizado en la Cámara de Comercio, en julio pasado, entidad en donde ya se hicieron los primeros esbozos, desde el mundo privado y desde los gobiernos comunales, para generarle un apoyo transversal a esta nueva iniciativa.

Sin embargo, Ñuble no es la única región que aspira a contar con una macrozona y si llega a ser seleccionada, deberá demostrar porqué su capital regional tiene mayor potencial que las otras intercomunas que aspiran al mismo objetivo.

“Esos 250 mil habitantes ya los tenemos. Que se reconozca esta área metropolitana significa que el Gobierno financie una oficina adicional, con equipos profesionales adicionales, lo que nos permite postular a iniciativas de inversión a escala metropolitana, como por ejemplo, un gran corredor de transporte o quizás un aeropuerto”, observó en ese mismo evento, Viviana Norambuena, presidente del Colegio de Arquitectos de la Delegación Zonal Ñuble.

Coihueco, Pinto y Bulnes

Para poder otorgar a una zona la condición de área metropolitana, en el Gobierno deberán evaluar ciertos indicadores morfológicos o criterios de continuidad y funcionales.

“Estos implican los flujos cotidianos desde las comunas periféricas hacia las comunas centrales del área metropolitana, entonces, hay un umbral mínimo del 15% por motivos laborales, y la única comuna periférica que cumple con esto es Coihueco”, explica Pablo San Martín.

Para el geógrafo del Gore, “si se puede aspirar a contar con infraestructura que nos ayude a generar esta continuidad, probablemente, se alcance con mayor facilidad este objetivo. Pero, lógicamente, esta posibilidad requiere de un estudio previo que sea preciso en definir cuáles son las características comunes que unifican a estas comunas. No se trata de hacer un trabajo para cambiar la imagen de dos o más comunas, pero que después todo siga igual”.

De acuerdo, a los estudios realizados en una tesis universitaria que le fue compartida al Gore, los datos que conforman los criterios de continuidad, “la comuna de Bulnes, al menos por un tema de números, no podría ser parte de esta área metropolitana. Y algo similar vemos con otras comunas como San Nicolás, Pinto o San Carlos, que en teoría son las que tienen –después de Coihueco- mayores opciones de anexarse a esta posible nueva zona”, añade.

El panorama podría mejorar para estas otras comunas si se pudiera concretar el proyecto del Metrotren Bulnes-San Carlos, porque existiría la alta probabilidad de que el número de viajes por trabajo o por estudios se incrementaran.

San Martín advierte que “si bien esto es pura especulación, no es una premisa tan en el aire, porque estamos basándonos en lo que ya hemos visto en otras regiones que han pasado por experiencias similares, en donde el tren resultó un medio mucho más atractivo para este tipo de actividades, que las que ofrece un colectivo, una micro o la bicicleta”.

Sin embargo, hay una paradoja. Tanto las comunas de San Nicolás como Bulnes o Pinto han buscado contar con más y mejores servicios locales en materia de salud, educación, gestiones bancarias, comercio o incluso de educación superior, con lo que –de concretarse- el flujo de personas hacia la capital regional se haría, incluso, menor al que actual se registra entre ambas comunas.

De hecho, la semana antepasada, la Cooperativa CAR Ñuble puso la primera piedra de lo que será la primera clínica y centro de salud para toma de exámenes en Bulnes.

“Pero también hay una teoría llamada Hinterland que dice que si tú mejoras la eficiencia del centro de la ciudad de base y, a la vez, mejoras las vías de conectividad, las personas que viven en las periferias acuden más al centro y sin lugar a dudas, los flujos van a aumentar”, apunta el geógrafo.

Una conversación de alcaldes

Advertidos sobre las desventajas numéricas que presenta la intercomuna para alcanzar la condición de área metropolitana, los alcaldes de Chillán y Chillán Viejo, si bien admiten que los problemas y desafíos locales han concentrado el máximo de sus esfuerzos, también reconocen que ya es hora de comenzar a realizar planificaciones conjuntas.

Voluntad política -aseguran ambos- al menos, hay.

“No es que no hayamos pensado en hacer cosas en conjunto, pero es la vorágine en la que cada uno anda metido todo el día, lo que nos ha impedido juntarnos, sin embargo con la gente de Fomento Productivo de la Municipalidad de Chillán, hemos conversado, aunque en esto del área metropolitana son otras las tareas que se requieren trabajar en conjunto. Una de ellas, es el tema de la basura”, comenta Jorge del Pozo, jefe comuna de Chillán Viejo.

“Nosotros en materia de reciclaje hemos estado haciendo una muy buena tarea, pero creo que podríamos empezar a ponernos de acuerdo con Camilo (Benavente) para cooperarnos en esto, pese a que sí hemos tenido algunas conversaciones al respecto con el concejal de Chillán, Patricio Huepe, que es uno de los más interesados en esa municipalidad, en sacar adelante este tema”, agregó.

Por el lado de Chillán, Camilo Beenavente, quien reconoce aún mayores dificultades para su par Del Pozo, por cuanto Chillán Viejo tiene apenas 27 años como común independiente, dice que “si nosotros podemos intencionar algo desde acá, bienvenido sea”.

Y aunque plantea que como pasa en la gran mayoría de las consistorios del país, que terminan haciendo muchas más labores de las que por la Ley Orgánica de Municipalidades, están mandatados a hacer, postula que un buen primer paso sería el crear una sociedad formal con Chillán Viejo.

“El que se nos declare área metropolitana es muy beneficioso, no solo para nosotros, sino para toda la región, entonces creo que debemos partir por crear una asociatividad metropolitana con Chillán Viejo, con personal remunerado, y que se dedique a identificar los problemas recíprocos, jerarquizarlos y diseñar las estrategias para trabajar en esas áreas, porque de lo contrario, vamos a ponernos más responsabilidades por las que responder”.

De esta unidad, Benavente, esperaría conseguir un plan intercomunal a cargo de funcionarios cuyas labores sean posibles de medir y calificar, “y así podemos contar con personas que se puedan realmente hacer responsables de un trabajo que, hasta hoy, no contempla la ley”.

Un Ñuble metropolitano

En relación al estándar morfológico, se estableció la determinación del continuo de construcciones urbanas en las comunas susceptibles de conformar un área metropolitana, teniendo en consideración la “Metodología para medir el crecimiento físico de los Asentamientos Humanos en Chile”, de 2019, elaborada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en colaboración con el Instituto Nacional de Estadísticas.

Para ello, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el Instituto Nacional de Estadísticas realizan un análisis manual y la utilización de softwares para el procesamiento de información geográfica e imágenes satelitales que procesan información geo-referenciada, permitiendo un análisis geo-estadístico de las mismas.

Lo anterior, quizás, sea el punto más complejo para las aspiraciones regionales, ya que a diferencia de las proximidades que se advierten entre Bulnes y Chillán Viejo, o de la conurbación de Chillán con la comuna histórica, entre San Carlos y la capital regional hay tramos con mucha más cara de ruralidad que de espacios urbanos.

“El problema es que entre estas zonas tenemos un 48% de áreas de ruralidad y habrá que definir cómo hacemos que ambas situaciones conversen en esta idea, ya que como Estado tenemos que ser lo más equitativos posible”, advirtió el director del Serviu, Roberto Grandón.

“Desde mi mirada, que insisto, la entrego a manera personal, creo que es posible pensar en una metrópoli en la conurbación Chillán-Chillán Viejo, pero con San Carlos veo un problema de distanciamiento con zonas intermedias que podrían impedirlo. No es lo mismo que pasó en Biobío con el caso de Concepción, Talcahuano y San Pedro, lo que incluso por efecto de crecimiento ya incluye a Coronel, porque acá no podemos sencillamente subirnos al tren y cerrar los ojos hasta que lleguemos a San Carlos”, añadió.

Grandón sostuvo que es en esta etapa donde hay que poner una mirada más estratégica.

“Personalmente, creo que respecto al traspaso de competencias de los gobiernos regionales, éstos tienen un rol súper importante. No es que hoy se esté en tierra de nadie, pero sí se necesita de este organismo estratégico, que pueda ir más allá de nuestra mirada urbano-habitacional y conjugue otras variables que nosotros no siempre consideramos. Y estas variables no están consideradas en ningún estudio que se haya realizado sobre desarrollo regional hasta el momento”.

Por último, el director del Serviu destacó que cuando se definen las zonas metropolitanas, cuentan con prioridad para -por ejemplo-efectos de los proyectos habitacionales.

“Me refiero a mayores recursos. Si estas comunas se declaran zona metropolitana nos permitiría solicitar mejores montos y mejores condiciones para nuestros proyectos tanto urbanos como habitacionales y esto, por la razón que las zonas metropolitanas son las que mueven las ciudades, es ahí desde donde nace el tejido de vialidades hacia las zonas periféricas”, aclaró.

Pero no solo hizo referencia a los eventuales adelantos factibles de conseguir con esta nueva nominación territorial, también avizoró mejores herramientas para hacer frente a problemas comunes.

“Como lo establece la ley, esta conformación nos ayudaría a atender aquellas funciones que son transversales al funcionamiento de los municipios, como, por ejemplo, el transporte, la generación de residuos y, sobre todo, el ordenamiento de los equipamientos emblemáticos que pueda llegar a requerir esta nueva metrópoli, es decir, centros de salud, centros deportivos, equipamiento para servicios multidisciplinarios, todas estas iniciativas que requieren una definición previa respecto a su localización o traspaso de recursos”, concluyó.

Mejoras para los vecinos

De acuerdo a Ricardo Salman, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción sede Chillán, las mejoras económicas que podría significar la creación de esta macrozona en la región deben forzosamente traducirse en mejoras económicas directas para sus habitantes.

Una manera de contribuir para ambos objetivos es fomentar la inversión privada en todas las comunas, crear más y mejores servicios, porque “si una persona tiene que estar viajando a otras ciudades porque en las suyas no existe lo que busca, entonces las personas pierden tiempo y dinero”, aclaró.

Y esta realidad sigue en Ñuble pese a ser una región con tres capitales provinciales.

“Por años vimos muchas inversiones y adelantos que se postergaron pese a que pudieron haber sido un real beneficio para la comunidad. Este momento es el que ya tenemos que comenzar a consolidarnos y adquirir un carácter de zona metropolitana”, sostuvo.

Para Selman, esta nueva administración territorial ayudaría a acelerar el proceso de inversión, más allá de las que ya estamos recibiendo actualmente a través del MOP o del Serviu y de otras áreas como Salud.

“Sabemos que podremos ver posibles resoluciones a temas históricos de rezago en la región, con los déficit de inversión en energía de transmisión y con el embalse Punilla. Pensamos que ambos temas serán resueltos muy prontamente, lo que generará mayores niveles de empleo y esto puede llegar a hacer que la región sea un mayor aporte para el país desde la actividad silvoagroalimentaria”.

Felipe Ahumada

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