Chillán fue una de las comunas del país que redujeron significtivamente sus niveles de contaminación ambiental durante parte del período de pandemia por coronavirus que azota al país.
La información surgió desde la Universidad de Santiago, donde los investigadores Luis Díaz Robles y Valeria Campos, del Departamento de Ingeniería Química de esa casa de estudios, compararon los niveles de partículas en los meses de mayo de 2019 y 2020 en 22 comunas.
El propio Luis Díaz Robles, quien compartió la información con La Discusión, planteó que aún es necesario realizar informes adicionales para verificar si en el caso de la capital de Ñuble, existe una tendencia hacia el mejoramiento de los niveles de polución.
Díaz informó que el estudio que realizaron en la Usach, “Concentración promedio mensual de PM 2,5 de mayo 2019 versus yo 2020. ¿Efecto cuarentena, PDAs o Meteorología?’, permitió definir que hay ciudades que incrementaron de manera importante la cantidad de material particulado.
En este caso, se encuentran por ejemplo Puerto Montt, donde se observó un incremento de 62% sus niveles de material particulado fino, mientras que Osorno tuvo un alza de 38% de PM2,5 y Temuco, un 20%.
En cuanto a resultados globales, plantea la información adicional emanada desde la casa de estudios, “14 de las zonas estudiadas subieron sus niveles de contaminación y solo ocho bajaron. De estas últimas, destacó Chillán, con una disminución de un 25%”.
Razones
Respecto de las razones que estarían detrás de los aumentos en muchas ciudades, Díaz Robles planteó que “en otoño e invierno y con cuarentena, la gente está 24/7 en su casa y necesita calefacción. La principal fuente de contaminación en ciudades del sur es la calefacción residencial”, explicó.
“La pobreza energética se ha acentuado en los últimos meses; la gente ha perdido su trabajo y ha tenido que acudir a un combustible barato como la leña”, agregó Díaz.
El experto en gestión de la calidad del aire y control de la contaminación atmosférica reconoció la dificultad de proponer soluciones de corto plazo para enfrentar esta situación, debido a la crisis económica y a que la fiscalización se ha centrado en evitar la movilidad, no el uso de la leña.
El superintendente de Medio Ambiente, Cristóbal de la Maza, planteó que los resultados de este trabajo, si bien son promisorios, deben ser complementados con informes que comparen períodos más largos de tiempo.
De La Maza agregó que en el caso de Chillán y Chillán Viejo habrá que evaluar cómo han influido las acciones de fiscalización en el uso residencial de la leña,que se han endurecido en el último tiempo, y además, los controles que fueron efectuados cuando estuvieron en vigencia los cordones sanitarios en la capital de Ñuble y que tuvo como efecto un supervisión más exhaustiva del tipo de combustible que ingresó a la ciudad.
La autoridad nacional agregó que la temperatura igualmente es un factor a considerar, pues solo durante el mes de junio los termómetros han bajado hasta un nivel que ha obligado a usar calefactores.
En tanto, el seremi del ramo, Patricio Caamaño Viveros, indicó que probablemente las buenas cifras que arroja el estudio de la Usach pueden tener como causa el mayor control interno a través del trabajo conjunto entre el organismo que dirige, la SMA de Ñuble, Conaf, las municipalidades y otros organismos que participan de la Mesa de Calidad del Aire y Covid-19.
La autoridad, agregó que es prematuro “cantar victoria”, pues hay un trabajo que no se detiene. En este sentido, dentro de este vasto programa, para el próximo año, será necesario actualizar el Plan de Prevención y Descontaminación, el cual tendrá como innovación la creación de una Macrozona con San Carlos y una o dos comunas más.
Además, para fines del 2021, con los recursos que están y los comprometidos esperan llegar a 11.000 calefactores, lo que igualmente podría tener efectos benéficos sobre el aire que respiran los chillanejos.
