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Incendios y planificación territorial

Pocos son los fenómenos que pueden afectar tan significativamente distintos aspectos de nuestro entorno como los incendios forestales. Por cierto, afectan a la naturaleza y su biodiversidad. Pero también amenazan la vida de las personas, sus casas y propiedades, el trabajo, la salud e incluso la movilidad.

Por lo mismo, un abordaje multisectorial sobre las causas de los incendios forestales y sus consecuencias es un ejercicio necesario y valioso, tal como lo demostró ayer el seminario “Incendios Forestales e Impacto en el Desarrollo Rural y Urbano”, que se llevó a cabo en el aula Magna del campus Fernando May de la UBB.

Las graves consecuencias de los incendios forestales que el verano pasado afectaron a la región, los aprendizajes a partir de aciertos y errores en la gestión de la emergencia, las herramientas legales existentes, como también aquellas que no existen y llevan años durmiendo en el Congreso, fueron algunos de los temas abordados por expertos y autoridades regionales.

Precisamente, las iniciativas legales que apuntaban a elevar los niveles de seguridad respecto de la distancia entre viviendas y plantaciones forestales, así como a dotar de mayores recursos a instituciones como Conaf, siguen esperando.

Igual de necesaria es contar con una adecuada planificación del territorio, que permita la convivencia armónica de las distintas actividades, de manera de reducir los riesgos de desastres y conflictos. Allí no solo se inscriben las plantaciones forestales, sino también otras actividades, como las centrales generadoras de energía, la industria maderera y de celulosa, la agroindustria y planteles porcinos, y el crecimiento habitacional en zonas rurales y de interfaz, tal como lo hacen (o deberían hacerlo) los planes reguladores comunales respecto del crecimiento urbano.

En el caso del sector silvícola, que en Ñuble tiene un tamaño considerable, pues las plantaciones forestales cubren 205.000 hectáreas (17% del territorio de la región), se requiere perfeccionar la legislación que la regula, pues además del riesgo de propagación de incendios, este rubro también enfrenta críticas de parte de los agricultores y de grupos ambientalistas, quienes sostienen que la alta densidad y el tipo de plantaciones representan una fuerte competencia por el uso del agua, un tema no menor en un contexto de crisis hídrica que ya se extiende por 13 años consecutivos.

Debido a los conflictos que generan los distintos usos del territorio es que también es importante contar con estudios serios que aborden los impactos y externalidades de las distintas actividades, lo que permitirá contar con los insumos para una adecuada planificación territorial, que debe ser definida a partir de un diálogo abierto, que considere a los municipios, a la academia y a las empresas, y sobre todo a los vecinos y a sus representantes.

Por ello, independiente de lo que se pueda avanzar en la postergada agenda legislativa sobre incendios forestales, Ñuble debe abordar como una de sus tareas prioritarias la planificación territorial, lo que supone la definición de los distintos usos de suelo y eventuales restricciones para que la fértil región se desarrolle armónicamente.

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