Señor Director:
Estamos ad portas de la entrega de un nuevo portafolio para completar el proceso de evaluación docente. Si bien el plazo para realizarlo comenzó en julio muchos nos encontramos tensionados por entregar un instrumento que nos deje lo mejor posicionado en esta carrera que no nos dará medallas, pero si muchos malos ratos. Y mientras tanto, como en una especie de juego de roles, dirigentes del gremio docente, políticos oportunistas y autoridades ministeriales se congratulan por haber logrado el mejor acuerdo para alivianar la tensión de los profesores en proceso de evaluación. “Las pinzas”, diría la querida Mafalda.
No hay tal alivio, porque cuando la mayoría ya ha realizado su autoevaluación y la entrevista con el evaluador par, resulta que estos instrumentos son eliminados. Y el plato fuerte, el famoso portafolio, continúa, con la amenaza latente de que cualquier información sospechosa de plagio se utilizará para objetar nuestro trabajo. Es decir, tenemos que ser exageradamente originales para no utilizar las múltiples herramientas que la tecnología nos brinda, so pena de tacharte de “copión”. Esto, a mis 62 años -y con respeto lo digo- me importa un pepino.
Boris Roberto Cabezas Concha
Profesor de Estado en Castellano
