Señor Director:
Causa desazón que el gran ausente de las prioridades de los presidenciables sea la educación.
Recorriendo algunos de los temas más urgentes, el primero que surge es la necesidad de asegurar la libertad de enseñanza y el derecho preferente de los padres a la educación de sus hijos.
Además, debiéramos estar repensando las mallas curriculares de la formación docente según los desafíos éticos que tenemos, junto con hacernos cargo de la deserción escolar de casi 40 mil niños y jóvenes en el 2020 y de la brecha aumentada producto de la pandemia.
¿Qué oportunidades significativas existen en la alianza público-privada en educación?
Abramos un camino para los 363 mil jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan (INE, 2021). Necesitamos más y mejores docentes (26 mil sería el déficit para el 2026 según Acción Educar). No es trivial que la reforma del Estatuto Docente haya eliminado el despido cuando un docente tiene tres malas evaluaciones consecutivas.
No vaya a ser que estemos volviendo a activar la misma bomba de tiempo que nos advirtió la música popular en los ochenta y que el “nadie nos quiso ayudar de verdad” nos signifique una nueva profunda crisis en Chile.
Ignacio Hüe W.
Director Centro de Desarrollo Escolar, Universidad Finis Terrae
