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El activo rol de la sociedad civil de la Región ante las amenazas y desafíos que supone la protección medioambiental

La dirigente Palmira Bastías, quien fue parte de los trabajadores de Cobquecura que expusieron en la comisión de Medioambiente, en el Congreso para detener los permisos a la instalación de salmoneras en las costas de Ñuble, dice que “ellos (los políticos) se dieron cuenta de que habían aprobado leyes sin entender el alcance que arrastraba e hicieron un mea culpa, pero hubo que manifestarse con fuerza, de lo contrario, no se hubiese rechazado el proyecto”.

Al menos, la determinación, la actitud hizo que, sumado a argumentos sólidos, un grupo de dirigentes costeros lograra imponer la voluntad de la enorme mayoría de los ñublinos por sobre un insustentable interés económico, lo que da una potente señal de lo que estas fuerzas sociales pueden llegar a significar en las políticas públicas.

Sin embargo, en la actualidad hay voces que siguen sin ser atendidas, como aquellas que luchan por la protección medioambiental en los llamados “sectores de sacrificio”, en Chillán Viejo, o quienes buscan evitar la sobrexplotación de los ríos de la región.

El factor común que se advierte en todos ellos es la protección al medioambiente y las exigencias a un aprovechamiento responsable de los recursos naturales de la región, que apunten al desarrollo de sus habitantes, pero sin caer en la explotación o en la contaminación.

LA DISCUSIÓN, tomó tres casos críticos, precisamente en la costa, el valle y cordillera de nuestra región.

Las 3 mil preguntas

Un bloqueo de carreteras en Chiloé, alertó a las autoridades respecto a la férrea postura del trabajador costero frente a la decisión preliminar del Gobierno de autorizar la Ley de la jibia.

“Nosotros fuimos 8 de acá de la zona, que los fuimos a apoyar, estuvimos en las ollas comunes, hablamos con ellos y aprendimos mucho respecto al camino que teníamos que tomar acá, para evitar la instalación de las salmoneras en Cobquecura”, dice la dirigente.

Los representantes locales, respaldados en los años de conocimiento del hábitat, expusieron en la Cámara Baja “y conseguimos que nos escucharan. Después la empresa, que ya venía con problemas en Biobío por incumplimientos, no fue capaz de responder las 3 mil preguntas del informe, y quedaron fuera”, repasó.

Un círculo vacío

El Presidente del Comité Ambiental de Chillán Viejo, Ulises Lari ha sido el rostro de la oposición a la instalación de los rellenos sanitarios, domiciliarios e industriales en la comuna.

“Ya tenemos a la empresa Inser, otros rellenos que fueron abandonados, lo mismo con otros vertederos, entonces seguir agregando más empresas como esta, ya es algo que nuestros vecinos consideran una injusticia ambiental”, dice.

El periodista junto con otras fuerzas sociales de la histórica comuna, exigen que se vele por lo que el mismo Gobierno ha llamado “equidad ambiental”.

A su juicio, donde se instale una planta de rellenos sanitarios, todo a su alrededor es estéril, no prospera y se crea un círculo vacío, dejando los terrenos con tan bajo valor, ”que mucha gente compra terrenos a bajo precio, luego los subdivide y se arman estos loteos brujos, porque nadie quiere invertir en esos lugares y ninguna agroindustria se querría instalar ahí para avanzar hacia la fruticultura. Entonces aquí llegamos al punto de los empleos y los bajos ingresos”.

La mano del hombre

El constituyente de Ñuble, César Uribe, quien es arquitecto y ambientalista, dice todos estos problemas comparte un solo fondo: Una crisis ambiental profunda debido al impacto que ha generado el ser humano.

“Esta crisis climática, se debe asumir y aceptar para cambiar nuestro modelo de desarrollo que se basa en la sobreexplotación de los recursos naturales, que hoy se ocupan para hacer dinero lo que algunos llaman progreso”, dice.

Respecto a las polémicas que han generado la intención de crear embalses en las zonas cordilleranas de Ñuble, plantea que “tenemos que buscar métodos que no signifiquen una alteración al medioambiente (…), como el embalse Coihueco, que se llena fuera del cauce del río, por lo que no genera ninguna alteración, y se llena con los excesos de lluvia en invierno y el río Cato sube mucho su volumen, ese es un buen modelo de embalse, no así el Punilla y el Zapallar, que vienen con la lógica de obstruir el río, generar grandes áreas de inundación, lo que generará una modificación del clima en la zona cordillerana y contribuirá con el cambio climático”.

Felipe Ahumada

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