Todos los modelos de proyección de los efectos del cambio climático señalan que la zona centro-sur tiene una alta vulnerabilidad a este fenómeno, pues se incrementarán las sequías prolongadas, disminuirán significativamente las lluvias, las que solo se verían en pocos eventos torrenciales, y aumentarían el riesgo de incendios forestales. Estos serán cada vez más numerosos y más dañinos.
En este escenario que de futuro ya tiene muy poco, los gobiernos locales son fundamentales, debido a que en general son las estructuras político-administrativas que tienen mayor cercanía con la comunidad y por ende mayor capacidad de influencia en las organizaciones locales y las disposiciones en términos de política pública que afectan directamente al territorio.
Las municipalidades y sus gobiernos deben incluir la problemática de cambio climático en sus planes y programas de desarrollo. Es una nueva tarea que deben asumir, y junto al apoyo de la sociedad civil, la academia y el gobierno regional, deben también desarrollar análisis de la situación del territorio, generar diagnósticos y desarrollar capacidades, junto con elaborar programas de adaptación. Y esto debe ser ahora.
Lamentablemente, entre las preocupaciones de nuestros alcaldes y concejales el tema del cambio climático brilla por su ausencia y lo mismo ocurre en el debate público y en la agenda programática de las comunas, con contadas excepciones provenientes de la sociedad civil.
Nuestros representantes tienen una responsabilidad ineludible sobre este tema, que deben asumir con una visión a largo plazo de la protección del territorio y de sus habitantes, generando gobiernos locales verdaderamente sustentables, más allá de los eslogan, buenas intenciones y declaraciones voluntaristas de sus autoridades.
Podemos culpar al Gobierno de turno de inoperancia o reacciones tardías, a los pirómanos y gente estúpida que provoca incendios, incluso a los eucaliptus por su resina altamente combustible, pero todo eso no debe cegarnos de la “verdad incómoda”, pues el cambio climático ya está aquí.
Por lo mismo, debemos hacer los mayores esfuerzos en estrategias de mitigación y adaptación, definiendo acciones que sean concretas y que permitan disminuir al máximo los efectos negativos del fenómeno.
No es un desafío menor, pero tampoco carece de realidad. Pues si bien es cierto que la situación de los municipios de Ñuble es desigual, existen reales posibilidades de generar transformaciones en la forma de gestionar el gobierno local, lo que puede hacer una diferencia significativa respecto a cómo la Región se enfrenta a esta problemática global. Es responsabilidad de alcaldes y concejales asumir este desafío e incorporar en sus agendas de trabajo el cambio climático como una problemática transversal del territorio que no es posible seguir omitiendo. Deben actuar ahora, pues la línea de crédito ambiental se está terminando.
