Señor Director:
En tiempos de la globalización que impulsa el comercio, la ciencia y la tecnología, la afirmación nacional es una estrategia de supervivencia. Curiosamente el deporte se ha convertido en un poderoso instrumento de afirmación nacional. Los recientes juegos panamericanos fueron un escenario magnífico para que la chilenidad se expresara a raudales.
¿Cuántas veces se cantó la cancón nacional con multitudes en todas las sedes del evento? Miles de personas con camiseta roja agitaban la bandera para animar a los nuestros.
Con qué fervor miles de compatriotas animaban coreando sus nombres a los que competían con los colores nacionales, ¿Acaso este espectáculo no ha sido también un tapaboca para Loncón y compañía?, para el grupo que se puso en buena parte la bandera en Valparaíso y para las tontitas que fueron a mostrar sus nalgas a los héroes de Iquique. La nación chilena salió al rescate de sus valores y sentimientos históricos.
Como chileno, sentí que hubo dos competidores que, si bien no recibieron el oro de los deportistas, recibieron el oro del pueblo chileno: La bandera de Chile y la canción nacional. ¡El Chile que libró en este campeonato, es el mismo que paró en seco los desvaríos ideológicos de la Convención Constituyente!
Alejandro Witker
