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Colchandera de Ninhue obtuvo sello de excelencia y una cestera sancarlina fue preseleccionada

Entre un total de 140 artesanos seleccionados de las 16 regiones del país, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio entregó el listado de diez talentos, que recibieron el Sello de Excelencia 2021 a la Artesanía de Chile. Marcela Parra Domínguez es de Ninhue y fue seleccionada por un jurado especializado, con su obra “Trenzado Castellano”, que confeccionó en su oficio de colchandera.

En tanto, de San Carlos es la artesana Érika Arteaga Candia, quien quedó preseleccionada junto a otros cinco representantes de otras regiones, con su obra en cestería “Vasijas de calabaza y pita”.

En esta difícil elección participó el Comité Nacional de Artesanía, integrado por el Ministerio de las Culturas y el Programa de Artesanía de la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con el patrocinio de la oficina Unesco Santiago.

“Es importante que nuevas generaciones estén permeando la tradición de sus propias familias, creando piezas originales e innovadoras que llevan a Ñuble al más alto lugar de la artesanía nacional, destaca la seremi María Soledad Castro, de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Obras premiadas

Marcela Parra es artesana colchandera por tradición familiar. Desde la infancia se inició en este oficio, gracias a los estímulos de sus padres. De profesión es ingeniera comercial de la Universidad del Biobío y se ha empeñado por visibilizar el trabajo local.

Detalla que su obra es un canasto que se inspira en colores de los campos en otoño, con tonalidades grises y amarillentas. En él se exhibe una cuelcha sin intervención.

“El ‘Trenzado Castellano’ es una pieza utilitaria que se puede usar con frutas, juegos o algún artículo decorativo, pero también como una pieza decorativa por sí sola, ya que permite ambientar de manera natural los espacios”, cuenta.

Por otra parte, la cestera sancalina comenta que se inició en este oficio desde su adolescencia, por iniciativa propia, gracias a que en el entorno cercano a la casa de sus padres tenía muy a la mano la materia prima.

Su obra “Vasijas de calabaza y pita” está formada por piezas de calabaza cortadas por la mitad, perforadas en las orillas con pita, bajo la técnica de envarillado y aduja

Manifiesta sentirse “orgullosa de que su trabajo se haya dado a conocer, es un tremendo honor participar de este sello”.

Más de una década

En años anteriores, el ministerio de las Culturas ha entregado esta distinción a otras 150 obras de artesanos y artesanas del país, desde 2008. Forman parte de la colección con este nombre, que es resguardada en el Museo de Arte Popular Americano, donde además se coordinan itinerancias por distintas regiones del país.

Este reconocimiento centra su ímpetu en potenciar la creación y la calidad de la artesanía nacional, según parámetros de innovación, en el diseño y la fusión de materialidades, excelencia en la técnica y el oficio, autenticidad y respeto por el medioambiente.

Los seleccionados obtienen un certificado de promoción oficial, que avala la calidad y autenticidad del producto, además de $1 millón. Hay $400 mil para preseleccionados. 

Texto: Catalina Garcés Rondanelli

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