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Oportunidad de corregir

Mauricio Ulloa

Un nuevo informe de la plataforma ICovid se dio a conocer ayer, donde se alerta que la ocupación hospitalaria -y de camas UCI- y la tasa de mortalidad se encuentran en niveles críticos.

En el documento -elaborado por la Universidad de Chile, Universidad Católica y Universidad de Concepción- se indica que durante la última semana, hay una disminución en el indicador de carga, sin embargo, continúa siendo más del triple del valor que permite salir de la zona roja y afirmar que la pandemia está en vías de ser controlada.

De hecho, ciertos modelamientos técnicos vaticinan que estos promedios podrían mantenerse, en medio de la ansiedad de una comunidad que aspira a retomar “la normalidad”, dado que las condiciones económicas y de salud mental, ya no resisten restricciones mayores.

Sin embargo, aunque para muchos esto parece un signo inevitable, lo cierto es que los modelos epidemiológicos –cuando se trata de desenlaces negativos– se diseñan justo para que no se cumplan, y en eso no puede haber ninguna equivocación. En otras palabras, aunque los análisis demuestren que la ocupación hospitalaria y la tasa de mortalidad continuarán en niveles críticos antes de la segunda semana de julio, no quiere decir que no se tengan que hacer todos los esfuerzos para actuar sobre los factores modificables que atenúen al máximo estos desenlaces.

Es claro que a esto se llegó por la dinámica natural de un virus que, lejos de debilitarse, ha mejorado su eficiencia a partir de variables más agresivas que actúan sobre un volumen importante de la población, que sigue siendo susceptible, lo que, sumado a unas condiciones ambientales (invierno), multiplica los contagios de manera exponencial y, proporcionalmente, desenlaces fatales en personas que no se han vacunado.

Aquí existen factores que pueden y exigen modularse para que el impacto de la pandemia sea menor. Ignorarlos sería una insensatez. Y sobre ellos las autoridades deben centrar sus acciones, sin caer en la tentación de lanzarse a una reactivación plena en la cual la situación epidemiológica quede relegada a un segundo plano, y enviar mensajes equivocados que terminan incrementado los riesgos y empeorando el problema.

Por eso, es una buena noticia la decisión del ministro de Salud, Enrique Paris, de iniciar una serie de reuniones de trabajo con expertos para analizar modificaciones al Plan Paso a Paso, incluido el Colegio Médico que el pasado lunes 14 de junio, presentó el Plan “Vivos Nos Necesitamos, Unidos para eliminar el virus”, que se enfoca en cambiar la mirada de contención del SARS-CoV-2 e implementar un “cortocircuito epidemiológico” de tres semanas y hasta una burbuja sanitaria, para frenar los contagios, lo que ha activado una serie de reparos desde algunos sectores políticos y gremios empresariales.

Aún hay tiempo para que las autoridades –a la par que se acelera la vacunación–, de la mano de la academia y los gremios de la salud, revisen las medidas que se están aplicando para frenar la expansión del virus, con el objetivo de reforzar las que son útiles y redefinir las inocuas. Si bien la Región y el país, en general, reclaman mayor apertura, el covid-19 no se ha ido y evitar una sola muerte merece todos los esfuerzos.

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