Señor Director:
Estamos ad portas de que se cumplan 50 años desde el quiebre de la democracia en Chile, un hecho que fue un
punto de inflexión en la historia de nuestro país y que marcó no solo a los que lo vivieron, sino que también a los que
llegamos después.
Lamentablemente esta instancia se está convirtiendo en un espacio de polarización que está tomando fuerzas de la
mano de aquellos que insisten con aferrarse a las viejas rencillas políticas, porque parece ser una rencilla de políticos
y no del resto de los chilenos, y que está trayendo a colación lo peor de nosotros nuevamente, haciendo oídos sordos
al genuino clamor de la mayoría de los ciudadanos ¡No más Pinochet, no más Allende!
Necesitamos liderazgos que entiendan el cauce que debe tomar este río, que entienda que nuestro país necesita
de la disposición de todos para salir adelante sobre todo en tiempos donde los populismos en ambos lados se niegan
a bajar los brazos, acogiendo esta discusión como si fuera algo útil o una razón de existir.
Muy importante es poder aprender de nuestra historia para no volver a cometer los mismos errores que tan caro nos
han costado, pero queremos y necesitamos mirar hacia adelante.
La política, en un ejercicio voluntarioso, debe salir del campo de las ideologías y entrar al de las ideas, y nunca más
tomar caminos que pongan en riesgo la democracia y la institucionalidad de nuestro país.
Jorge Ávila Bobadilla
