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Visión y trabajo intercomunal

Detener y revertir el deterioro urbano y ambiental es probablemente el mayor desafío de las autoridades comunales de Chillán y de Chillán Viejo que, a diferencia de sus antecesores, han iniciado un trabajo conjunto en cuestiones que son comunes a la intercomuna, tales como medioambiente, seguridad barrial, áreas verdes y ornamentación. Desde el punto de vista formal, ambos alcaldes firmaron un convenio para la creación de un plan maestro de infraestructura verde-urbana que considera generar un “corredor verde” capaz de conectar parques y plazas, además de hacer un estudio para detectar espacios disponibles en la intercomuna para ser transformados en plazoletas o áreas de esparcimiento y así mejorar el bajo promedio de áreas verdes que tiene la capital regional: apenas 5,75 metros cuadrados por habitante, mientras que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de 9 metros cuadrados por habitante.

Se trata de un positivo punto de partida en un necesario trabajo conjunto, pues de nada sirve ser una capital regional y pensar un porvenir mejor, si Chillán y Chillán Viejo no abordan unidas cuestiones básicas para la calidad de vida de las personas que habitamos la ciudad, como precisamente son los asuntos ambientales y urbanos.

Solo así, con una visión realista y superadora, las administraciones de ambas comunas –las actuales y las futuras- podrán transitar los caminos que suelen conducir a resultados auspiciosos cuando se trata de mejorar la calidad de vida de la gente.

La participación ciudadana y la asociatividad van muy de la mano para derrocar ese contraste entre lo que se quiere y lo que se puede, y por lo mismo, es una buena señal que este plan maestro de infraestructura verde-urbana incorporen consultas públicas y talleres que permitirán una mayor implicación de la comunidad en los proyectos priorizados por las autoridades locales.

Ser la capital de la Región de Ñuble significa también ser un referente social, cultural y económico de todas las comunas y provincias del nuevo territorio, además de un centro de servicios eficiente y especializado.

Hoy estamos todavía lejos de aquella visión, pero concretarla es posible y un primer paso es ser capaces de comprender los errores y aciertos que han marcado nuestro desarrollo.

Solo así, con una visión objetiva, poniendo en su real dimensión aspectos positivos y negativos tendremos un panorama claro de qué hacer y cómo hacerlo, y no volveremos a tropezar con las mismas piedras.

La intercomuna Chillán-Chillán Viejo posee las condiciones para convertirse en una ciudad sostenible ambientalmente, educada y tolerante socialmente y productiva económicamente. Una combinación virtuosa que requiere un alto grado de gestión pública y también liderazgo e involucramiento ciudadano, pues no todo puede recaer en los municipios y sus autoridades, pese al innegable protagonismo que tienen.

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