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Vecinas confeccionan mascarillas para repartir en sus barrios

Conscientes de las dificultades de acceso y la necesidad de proteger a sus vecinos del coronavirus, ñublensinas pusieron en marcha sus máquinas de coser para confeccionar mascarillas reutilizables sin costo.

En medio de la emergencia sanitaria, usar una mascarilla es una medida de protección obligada en la Región de Ñuble, donde la enfermedad ha afectado a cientos de personas y 14 de ellas han perdido la vida.

La pandemia limitó sus oportunidades de trabajo, pero no los deseos de ayudar de la chillanvejana Elizabeth Bravo (34), quien es costurera y vive junto a sus dos hijos y su pareja en Villa Altos de Santa Rita, donde tiene un taller que implementó tras dejar su trabajo como cajera en un supermercado.

“Me gusta lo que hago. Cuando comencé a trabajar como costurera, que ya llevo un año, mis vecinos ayudaron mucho a surgir. Me llegó mucho trabajo por hacer, entonces, yo quise retribuir ese gesto haciendo mascarillas”, dijo.

Su oficio lo heredó de su madre, quien le prestó su máquina de coser para comenzar sus primeros trabajos.

“Mis hijos los cuidaba mi mamá. Ella se enfermó y no quise enviar a mis hijos a sala cuna ni pagar a otra persona, por lo tanto, me dediqué a mi casa. Mi mamá es diabética crónica, ella tenía una úlcera varicosa y estuvo a punto de perder su pierna. Lo pasamos mal con eso, así que seguí como dueña de casa y decidí hacer costuras para colaborar en mi hogar”, reveló.

La cuarentena obligatoria en su comuna la llevó a poner a disposición sus habilidades para ayudar sus vecinos, quienes a través de un grupo de WhatsApp decidieron realizar donaciones voluntarias para que Elizabeth comprara tela, hilos y elásticos.

Durante dos meses trabajó intensamente para fabricar 800 mascarillas de tela que fueron entregadas a la gente del barrio.

“Alcancé a comprar, antes de que comenzara la cuarentena total, 10 metros de tela y elástico. Con ese material me alcanzaron 800 mascarillas que hice solita, no podía pedir ayuda a nadie porque nadie podía llegar a la casa. Estuve dos meses trabajando”, dijo.

Si bien la crisis sanitaria ha generado temor e incertidumbre, Elizabeth reconoció que ha permitido aprovechar el tiempo en familia y fortalecer el vínculo con los hijos.

“No acostumbrados a vivir mucho tiempo juntos, a veces se generan conflicto ja,ja,ja. Mi pareja trabaja como auxiliar de bus, a quien le suspendieron los servicios. Primero porque es enfermo crónico, así que tuvo que quedarse en casa y por la cuarentena no ha vuelto a trabajar. Todo bien, los niños están felices porque ven más al papá, quien hace dos meses está en casa”, comentó

“Hacía costuras básicas”

En Quirihue, la vecina Sandra Cisternas poco sabía de costuras, pero junto a otras compañeras decidió aprender la tarea. El desafío es llegar a confeccionar 500 mascarillas para los adultos mayores de su comuna.

La sede de la Junta de Vecinos de Villas Las Amapolas funciona como centro de operaciones. Allí instalaron sus máquinas de coser y consiguieron los materiales para producir estos elementos de protección, pensando especialmente en sus vecinos más vulnerables.

“No tenía mucho conocimiento en el tema, porque hacía costuras básicas, por ejemplo, cortinas o algún trabajo sencillo. Al principio me costó un poco hacer las mascarillas, pero ahora estoy acostumbrada. Mi otra compañera es experta en hacer mascarillas, ella ha sido la ‘profe’, quien nos ha enseñado”, reveló.

Sandra, quien es asesora del hogar y dirigente vecinal, no dudó en servir a los demás. “Hay muchos abuelitos que no tienen sus mascarillas y es más difícil de que las puedan conseguir. Por eso decidimos tomar esta iniciativa en forma gratuita. Nosotros nos pusimos en contacto con el concejal Iter Stuardo, quien contactó a la municipalidad, desde donde nos trajeron la tela y los hilos. Nosotros pusimos las máquinas de coser”, explicó.

Hasta ahora llevan 150 mascarillas que van a entregar al municipio para que las reparta en los sectores rurales.

“Nos juntamos en la sede porque es un espacio amplio que nos permite mantener la distancia. Hay muchos abuelitos que no tienen esos elementos, porque son de escasos recursos y aparte que son muchos en Quirihue y hay muchos que viven solitos”, comenta.

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