Señor Drector:
La primavera se ha instalado con sus particularidades, una estación agradable y esperada por muchos, sin embargo, ¿cómo influye
este cambio de estación en nuestra salud mental? Es posible desarrollar lo que se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). A
nivel mundial, millones de personas experimentan este trastorno, sobre todo aquellas que residen en regiones con inviernos largos
y fríos. Según estudios, se estima que entre el 1% y el 2% de la población se ve afectada por este problema, y suele ser más común en
mujeres que en hombres y también en aquellos que ya presentan una enfermedad de salud mental.
Las personas pueden manifestar diversos síntomas al enfrentar el TAE, como la disminución de su motivación, la incapacidad para
disfrutar de situaciones que solían resultar gratificantes y dificultades para conciliar el sueño. Aunque sus causas específicas no están
totalmente esclarecidas, dado que son multifactoriales, se ha vinculado con la disminución de la exposición a la luz solar durante
el otoño e invierno, lo que conlleva a una producción reducida de serotonina en el cerebro, una sustancia química que influye en el
estado de ánimo. Si se experimentan estos cambios de ánimo, se aconseja establecer una rutina regular para el sueño y las comidas,
participar en actividades recreativas al aire libre, mantener conexiones sociales con los seres queridos y practicar técnicas de meditación
y gestión del estrés cuando sea necesario. Si se observa que estos síntomas se intensifican, es de vital importancia buscar la ayuda de
un profesional de la salud de manera temprana.
Rocío Zúñiga Tapia
Académica de Enfermería USS
