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Pesar por la partida de la llamada “Mecenas” de la cultura local

Fue testigo privilegiado del desarrollo de las artes locales, no solo desde su pincel, sino también, desde la organización. Silvia Molina falleció este miércoles en la madrugada en Chillán a la edad de 96 años y su deceso causó pesar entre quienes la conocieron y reconocen su gran labor ligada a las artes de la región.

Por más de 30 años mantuvo de forma generosa abierta la Sala Silvia Molina en su casa de calle Isabel Riquelme (al lado de Cecal UdeC), para que artistas en general tuvieran una vitrina de su arte, sin costo alguno y también para instituciones como Tanagra o grupos folclóricos o de poesía y literatura. Para todos.

Fue parte de quienes en la década de los noventa se movilizaron para lograr la terminación del Teatro Municipal de Chillán. El destino quiso que su última aparición pública precisamente se diera en ese espacio en el año 2018, cuando quiso conocer en persona la obra ya terminada y entregada a la comunidad. La visita fue gestionada por la Dirección de Cultura, Arte y Patrimonio de la Municipalidad de Chillán, la que a través de un comunicado informó temprano la noticia de la partida de Silvia Molina.

“En su sala abierta en 1983 se albergaron muchas exposiciones, instituciones que hicieron de este espacio su lugar de desarrollo de las diferentes actividades artístico culturales de la ciudad. En 2010, recibe el Premio Municipal de Arte, en mérito a su labor de difusión y desarrollo del arte”, expresaron a través de un comunicado.

La seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Scarlet Hidalgo, también tuvo palabras para el legado de la artista. “Lamentamos profundamente la partida de Silvia Molina Muñoz, artista, gestora, mecenas y destacada vecina de Ñuble, quien abrió las puertas de su casa para recibir a las y los creadores locales de diversas disciplinas artísticas, destacando la literatura y las artes visuales. Además, fue una gran impulsora para puesta en valor y término de las obras del Teatro Municipal de Chillán en la década de los ’90. Agradecemos su aporte al desarrollo cultural y artístico de nuestra región”, indicó.

La historiadora y recopiladora de la vida cultural de la región, Alicia Romero, dijo que “el trabajo de Silvia Molina fue desinteresado, colaborando con cuanta obra cultural le era solicitada e impulsando a nóveles artistas que ella consideraba eran una promesa. Ella realizó un aporte concreto a la ciudad, a los actores culturales y a las instituciones. Su nombre no debe quedar en el olvido, ya que con su visión y altruismo cumplió una misión por amor a la cultura, de la cual muchos fuimos testigos”, indicó.

Su vida

Silvia Molina nació en Chillán el 29 de julio de 1926. En 1969 se inicia en el aprendizaje del dibujo y la pintura con el pintor Jaime García Huidobro, en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura. En 1981 en el mismo instituto asiste al curso del pintor José García Chibaro, de pintura neoclásica.

En 1983 toma el curso “Forma y Color” con el profesor del Instituto Profesional de Chillán, Luis Guzmán.

Su contacto con pintores nacionales como Jorge Chaves, Hardy Wistuba, Arturo Santana, Sergio Ríos Riveros, Noemí Mourgues, Helga Yufer, Luis Calderón Zorzano, enriqueció su acervo pictórico a través de sugerencias y experiencias, con lo cual se ha formado su personalidad pictórica.

Sus restos están siendo velados en la Capilla Padre Hurtado (El Volcán 398), Los Puelches y la misa de despedida se celebrará a partir de las 12.30 horas de este jueves.

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