Señor Director:
La presión que ha tenido el sistema de salud chileno durante la pandemia por COVID19 ha puesto a prueba la capacidad resolutiva que tienen los centros de salud para poder entregar una atención de calidad a los pacientes con VIH quienes necesitan sus controles médicos, exámenes y tratamiento mensualmente. Estos usuarios, además, tienen un alto riesgo de contraer SARS-CoV-2, por lo que la interrupción o retraso de sus tratamientos y controles médicos, los ha expuesto a mayor vulnerabilidad.
Estos casi tres años de pandemia han tenido un gran impacto negativo en la detección de nuevos casos de VIH, por la falta de acceso a exámenes de diagnósticos, consultas médicas y el retraso en la entrega de las terapias. Concomitantemente, la infección por SARS-CoV-2 tiene impacto en la calidad de vida de las personas, ya que afecta no solo su bienestar, sino que también al ámbito económico y social en el cual se desenvuelven, principalmente a aquellos que viven en estratos socioeconómicos más bajos.
Según datos del MINSAL los casos confirmados de COVID19 han disminuido un 6%. Si bien estos datos son alentadores, aún nos encontrados en una etapa expectante debido al nuevo plan paso a paso que, por ejemplo, elimina el uso obligatorio de las mascarillas en lugares públicos, no así, en los establecimientos de salud.
Para hacer frente al escenario actual se requiere generar estrategias para mantener la salud y calidad de vida de las personas con VIH, entregando apoyo multidisciplinario para no retrasar la entrega de la terapia, mantener controles médicos y, por último, hacer frente a las nuevas detecciones de VIH en la población.
Camilo Silva Sánchez
Docente Facultad de Enfermería UNAB