Señor Director:
El ajetreado día a día genera muchas veces impacto en nuestro organismo, el cual envía señales que pasamos por alto. Una de esas señales es el estrés.
Se describe como la respuesta fisiológica del cuerpo que activa varios mecanismos de defensa para enfrentar situaciones percibidas como amenazantes o de mayor demanda. Esta respuesta es natural y es esencial para la sobrevivencia. Sin embargo, cuando esta respuesta natural ocurre de forma excesiva, se genera un agotamiento, ya que nuestro cuerpo no tiene los medios suficientes para restablecer el equilibrio, lo que da lugar a la aparición de síntomas físicos e incluso enfermedades.
Entre las señales que nuestro cuerpo puede manifestar durante episodios de estrés se observan: irritabilidad, ansiedad, dolor de cabeza, aumento de la presión sanguínea, malestares estomacales, falta de energía, dificultad para concentrarse, dificultades para dormir, aumento o disminución del apetito, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud recomienda diversas actividades para controlar el estrés, dentro de ellas: seguir una rutina diaria similar, dormir al menos siete horas, mantenerse en contacto con personas significativas, llevar una dieta saludable, hacer ejercicio de forma periódica y no estar tan pendiente de las noticias o redes sociales. Si dichas acciones no son suficientes, siempre es importante consultar a un profesional de la salud, ya que el estrés se asocia con enfermedades como depresión y ansiedad. No normalicemos el estrés, hagamos un alto, nuestro cuerpo y mente lo agradecerán.
Rocío Zúñiga Tapia
Académica de Enfermería USS
