El jueves pasado se celebró la tercera comisión de Hacienda y Planificación del Concejo Municipal cuyo objetivo es seguir revisando las propuestas de la próxima ordenanza que pretende regular el comercio ambulante en la comuna de Chillán.
Y aunque los intervinientes parecieran haberse coordinado para aclarar que “esto aún está en pañales”, las fuerzas que pujan por su concreción –a diferencia de muchas otras ordenanzas municipales- son varias y provienen de muchas direcciones.
En primer lugar, está el Gobierno. En 2021 se promulgó el artículo 5 de la ley N° 21.426, que forzaba a cada sede consistorial del país a contar con una nueva ordenanza al respecto, poniendo como fecha límite la de febrero de 2022. Pero en honor a la verdad, las comunas que ya aprobaron el nuevo conjunto de normas no son más de 30 en el país.
Esta ley surge ante la descontrolada proliferación de esta forma de comercio cuyos límites son generalmente tan difusos que ya se desdibujó ese rostro original de “necesidad” para solventar urgencias familiares o de actividad de última ratio, ejercida por familias en desgracia económica, y en cambio ya es posible ver ejerciendo a organizaciones completas, generando violencia, incivilidades, delincuencia, desorden y haciendo las calles cada vez menos agradables para la mayoría de los ciudadanos.
En segundo lugar, como nunca antes, la Municipalidad de Chillán cuenta con una alternativa concreta que ofrecerle a los ambulantes: la creación de un lugar adaptado y acondicionado para ellos en el Patio 5 de Abril, que ya comenzó su proceso de remodelación, que incluye stands, techumbre, baños y otras estructuras público-urbanas.
Y en tercer lugar, “nunca antes se había escuchado a un alcalde de Chillán decir, de manera directa y sin rodeos, que no quiere comercio ambulante en las calles. Bueno, yo digo con toda claridad, que lo que este concejo municipal y yo como alcalde hemos decidido es que una vez que tengamos el patio 5 de Abril dispuesto para ellos, no aceptaremos comercio ambulante en nuestras calles”, dijo el alcalde, Camilo Benavente.
En los debates, ya se han zanjado ciertas polémicas.
Una de ellas era determinar si en esta ordenanza se incluiría o no a los cuidadores de autos. Entendiendo que en realidad no tienen reales capacidades para cuidar un vehículo ante un posible robo o acto de vandalismo y que en muchas ocasiones el real negocio es el lavado del auto en la vía pública, se barajó la idea de empadronarlos y obligarlos a pagar por permisos como cualquier otro comerciante ambulante. “Pero eso está totalmente descartado”, explica el administrador municipal, Richard Guzmán.
Se le pidió al abogado del municipio, Mauricio Gallardo, que hiciera una revisión de las ordenanzas ya existentes. “En especial las de dos o tres municipios que ya están con ellas en marcha y creemos que son similares a lo que se pretende aplicar acá”, aclara.
El paso siguiente es hacer un borrador para que en conjunto con el Concejo Municipal determinen qué aspectos son aplicables a Chillán y a la postre definir una hoja de ruta propia. “Lo que busca esta ordenanza es establecer las reglas de juego y estamos revisando punto por punto estas reglas para poder entregar una herramienta de control que sea aterrizada y eficaz”, añade.
Uno de los primeros puntos es la definición y tipificación de comercio ambulante. Municipios como el de Valparaíso, Villarrica o de Los Álamos que ya cumplieron con el mandato legal, partieron por diferenciar y definir al comercio ambulante como aquella actividad comercial ejercida en la vía pública, por personas que se desplazan de un lugar a otro, ya sea caminando o por medio de vehículos de tracción animal o mecánica, y que se detienen momentáneamente para ofrecer, entregar o vender sus productos.
También se incluye en este concepto al comercio estacionado en la vía pública ocupando bienes nacionales de uso público o municipal, utilizando carros móviles, anaqueles, kioscos o cualquier otra instalación autorizada por la municipalidad.
La particularidad de este tipo de comercio es que el comerciante debe posarse o estacionarse, en una ubicación determinada, previamente autorizada.
Lista la definición, comienzan las especificaciones y si el Concejo Municipal ya pareciera coincidir en un punto, es en el de entregarle estos permisos sólo a personas que, de acuerdo a sus respectivas fichas sociales, puedan demostrar estar en un estado de real necesidad y, en segundo término, a quienes tengan un arraigo efectivo en la ciudad.
Algunos municipios establecen incluso reglas como el haber residido de manera permanente en la ciudad por al menos tres años, para declararlo como un residente habilitado para pedir uno de los permisos que puedan llegar a otorgarse.
“Aquí nadie tiene el corazón de fierro como para no entender que hay gente que realmente tiene necesidades, y en efecto, podremos ver algunas excepciones, pero también es cierto que la realidad de hoy es muy distinta a la del comerciante ambulante de hace unos años. El ambulante de antes era chillanejo, todos sabíamos quién era, ofrecía buena mercadería y tenía un trato muy especial con las personas. Hoy eso, en muchas ocasiones, no es así”, advierte el alcalde.
Otro aspecto del estudio que realiza la Municipalidad obedece a la necesidad de tener un catastro de los ambulantes, y según las indagaciones realizadas, en la comuna hay un total de 264 comerciantes ambulantes.
Una realidad muy diferente a otras ciudades como Valparaíso, que pese a contar con una ordenanza que acepta una cantidad no mayor a los 600 permisos, la realidad dice que los ambulantes son cerca de 7 mil.
“Si bien la obligación de contar con esta ordenanza partía en febrero del 2022, es decir, estamos un esta ordenanza”, advierte el concejal Joseph Careaga, presidente de la comisión Hacienda del Concejo Municipal.
“En estos momentos estamos centrándonos en definir detalles, que pueden parecer menores, pero realmente son clave para garantizar orden, como el delimitar los espacios a ocupar, el tipo de productos que se podrán vender, los horarios y los lugares en que se podrá ejercer esta actividad”, precisa, y a modo de síntesis, agrega que “sabemos que hay personas que se benefician con esta actividad, por lo que no es que estemos en contra, pero debemos velar por el bien común y eso significa mantener la ciudad ordenada y limpia”.
En este sentido, Careaga anticipa que no se permitirá vender comida como ensaladas, sánguches, handrolls, sushi, anticuchos y todos esos productos elaborados sin permisos ni resolución sanitaria que los avale.
“Sabemos que habrá personas que se van a molestar, pero la razón para plasmar estas prohibiciones es muy sencilla: es lo que exige la ley”, aclara.
¿Quién fiscalizará?
Una de las dudas que han planteado concejales como Juan Pablo López y Rodrigo Ramírez, apunta a la real capacidad de fiscalización que se podrá realizar ante una actividad como el comercio ambulante ilegal, que ya ha demostrado cierta rebeldía ante normas que no les favorecen.
Lo anterior es posible de anticipar no solo por las protestas que ya ha habido en la mayoría de las comunas en donde se ha puesto en vigencia la ordenanza, sino que observando lo que ha ocurrido en nuestra misma capital regional.
“Los ambulantes del sector del hospital Herminda Martín, los hemos tenido que retirar día por medio. Logran desalojar el lugar un día, y al otro día vuelven”, comenta el alcalde Benavente.
Sin embargo, el jefe comunal dice que comenzarán a cursar infracciones si es necesario.
“Nosotros no podemos estar pensando en pedirle a Carabineros que nos ayude a fiscalizar. Si hay algo para lo que nuestros inspectores municipales están facultados, habilitados y en constante capacitación, es para controlar el comercio ambulante. Y eso es algo que deben realizar”, zanja.
En efecto, desde la semana pasada el municipio local estableció un convenio con la Inspección Municipal de Las Condes para que los inspectores locales recibieran capacitaciones especiales en materias comunes y fenómenos similares para ambas comunas, destacando lo del comercio ambulante.
“Dentro de estas capacitaciones hay puntos muy importantes como la operatividad y la realización de procedimientos que han demostrado ser muy efectivos en su comuna, y sabemos que nosotros podemos replicarlos en Chillán. Estos procesos deben estar siempre actualizándose para poder anticiparnos a los problemas y no estar siempre reaccionando a fenómenos ya concretos”, dice Alejandra Martínez, directora de Inspección Municipal.
El Patio 5 de Abril
Para el alcalde Benavente, el contar con un espacio como el patio 5 de Abril constituye la gran ventaja comparativa entre Chillán y el resto de las comunas de Chile en esta materia.
Si bien otros alcaldes también les ofrecieron a los ambulantes el instalarse en ese sector ubicado en el costado oriente de la feria municipal, la iniciativa fracasó irremediablemente porque las personas no circulan por este triángulo, el que, además, está prácticamente encerrado y no ofrece visibilidad desde el exterior.
La nueva posibilidad radica en que, paralelamente, se comenzará a remodelar y techar el patio Isabel Riquelme, por lo que todos los feriantes de ese sector deberán trasladarse de manera temporal al patio 5 de Abril.
Esto exige que en este lugar se realice un trabajo de techumbre, instalación de stands, sumideros de agua y otras mejoras, pero además, ya habrá un público que se acostumbrará a acudir a este patio en el que se pretende trasladar a los ambulantes que cumplan con los requisitos a exigir con la nueva ordenanza.
El 23 de junio pasado ya se puso la primera piedra de la obra. La obra estará a cargo de la constructora Fernando Antonio Díaz de Arcaya y contempla recursos por $568.073.116 para la intervención de un área de 1.762 metros cuadrados.
Se espera que los ambulantes la puedan ocupar a inicios del 2025, una vez que los feriantes se reinstalen en Isabel Riquelme
