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Método D ́Hondt y corrección por paridad: ¿Cómo se elegirá a los consejeros(as)?

El cuestionado e incomprendido sistema electoral D’Hondt, creado por el jurista belga Victor D’Hondt en 1878, y que se utilizará para elegir a los consejeros Constitucionales el próximo 7 de mayo, seguramente será tema de conversación de aquí hasta los comicios. Y después.

Éste consiste en un método matemático para la asignación de escaños, o en este caso, cupos de consejeros, en proporción a los votos obtenidos por cada lista o pacto.

En Chile, en el año 2015 con la Ley 20.840 se cambió el sistema electoral binominal, que estaba redactado en la Constitución vigente, por el método D’Hondt. Se basa en un sistema electoral proporcional a los votos alcanzados, a través de la distribución entre los pactos electorales (listas donde se agrupan partidos políticos, movimientos y personas con afinidades políticas e ideológicas), subpactos (partidos políticos autónomos) y candidatos independientes que estén fuera de algún pacto.

Lo que hace este modelo es sumar los votos por cada lista y compararlos. Obviamente, el primer escaño va a la lista que obtiene más votos, y después se comienza a repartir proporcionalmente al resto de las listas.

Por ejemplo, en una circunscripción que elige 2 consejeros, al igual como ocurre en la elección de senadores (como Ñuble), si concurren cinco listas para repartir los escaños, el total de votos obtenidos por cada lista se dividirá por la cantidad de cargos a elegir. Los números resultantes de esta división se ordenan en orden decreciente hasta el número de cargos a elegir en cada circunscripción.

Sin embargo, para repartir los escaños a los candidatos más votados se deberá considerar la paridad a nivel nacional. Si hay más consejeros hombres que mujeres, se hará la corrección partiendo por aquellas circunscripciones con menor votación que hayan elegido a dos candidatos del mismo sexo.

Es decir, aunque el candidato X obtenga más votos que la candidata Y de la misma lista que eligió uno en este ejemplo, para que se cumpla la paridad, la candidata Y -miembro de su misma lista- tomará el escaño.

En resumen, solo serán elegidos consejeros los candidatos de las listas que superen cierto umbral de votos. La primera conclusión de esto es que se debe elegir una lista que interprete, pero que sea competitiva, si no, no habrá representación.

La compañía del candidato(a) es tan importante como el candidato mismo. Si se vota por el candidato A de una lista, y en ella va una candidata B que a usted no le gusta, es probable que con su voto contribuya a que salga electa la candidata B (por la corrección de género).

Favorecer coaliciones más amplias

Para el pasado proceso Constitucional, el abogado y académico de la Universidad de Concepción, Alfonso Henríquez, explicó el objetivo de este sistema electoral.

“Este mecanismo busca incentivar la conformación de coaliciones políticas más o menos amplias. Por tanto, bajo este sistema, para que algún candidato(a) salga elegido(a), será necesario que la lista de la cual forme parte reúna una gran cantidad de votos. Lo anterior genera una consecuencia importante. En efecto, el votante deberá tratar de no dejarse llevar solo por aquello que un candidato(a) proponga de manera aislada, o por las simpatías que éste genere, sino que también deberá fijarse muy bien en el resto de sus compañeros de lista, y en lo que ésta formule como programa Constitucional. En otras palabras, al apoyar a un candidato determinado, nuestro voto también beneficiará a la lista en su conjunto”, afirmó.

Potenciar candidaturas fuertes

Según la politóloga y académica de la Universidad de Concepción, Jeanne Simon, “hay una obligación de tener 25 consejeros y 25 consejeras. Si no se logra la paridad, se deben hacer correcciones para cumplir con la obligación”.

Las correcciones, añadió, “se realizarán a las listas menos votadas en las regiones donde estas listas tuvieron menos votos. Si se logra paridad en la lista, no se realiza un cambio en esta región sino en otra región donde el pacto/lista recibió menos votos”.

Simon precisó que “Si la región menos votada del partido menos votado, no cumple con la paridad, se hará el cambio. El cambio consiste en designar como ganadora la candidatura de género sub-representado con la mayor cantidad de votos, y reemplazando a la candidatura de género sobre-representado con menor votación”.

Así, planteó, “los cambios se realizarán dentro de las mismas listas menos votadas y no afectarán a los escaños asignados a cada lista según la formula electoral”.

Jeanne Simon recalcó que “como el cálculo se hace según la cantidad de votos por cada pacto /lista electoral al nivel nacional, las regiones con menos población seguramente serán más afectadas. Habrá un cierto efecto de arrastre, pero también genera el incentivo para que nombren candidaturas fuertes en ambos géneros”, precisó.

En suma, sostuvo, “las correcciones respetan la votación recibida por el pacto/lista electoral al nivel nacional y la cantidad de escaños logrados por el pacto/lista electoral en cada región. Si un partido coloca candidaturas débiles de un género en el país, seguramente habrá arrastre que favorecerá al género sub-representado, ya sea hombres o mujeres. Cada persona vota por una candidatura, pero es la votación de la lista que define los escaños”, insistió.

Y aconsejó: “Para asegurar que su voto cuente, sugiero votar por una lista donde confíe en varias candidaturas. Así, aunque gane otra(o) candidata(o) de la lista, igual estará conforme. Mientras, si vota por una lista donde hay una sola candidatura atractiva, hay mayor probabilidad de perder el voto. Así, el sistema D’Hondt funciona mejor cuando el voto no es una lógica transaccional, sino una lógica transformacional. Lo ideal es que los consejeros(as) busquen transformar la lógica transaccional que ha dominado la política chilena en los últimos 15 años”, sentenció.

Ingeniería electoral

En tanto, el experto en campañas políticas, Rodrigo Landa, manifestó que para entender la corrección por paridad, “debemos tener presente que opera en la medida que tengamos uno de los dos sexos sobrerrepresentado a nivel nacional. Es decir, como se eligen 50 consejeros en total, el resultado debe ser 25 mujeres y 25 hombres. Si la elección concluye que se logra la paridad señalada, no hay corrección de salida. Supongamos ahora un escenario de desproporción entre sexos. En ese caso, comienza la corrección en aquellas regiones con menor cantidad de votos válidamente emitidos, ordenando la votación de listas o pactos de menor a mayor conforme al total de votos válidamente emitidos en todo el país”, recordó.

En términos más concretos, agregó, “si en Ñuble, donde elegimos dos consejeros, no se da la paridad en el proceso natural de votación basado en el sistema D’Hondt (mismo criterio de elección de senadores), existe una probabilidad que se deba corregir. Para estimar ese escenario, es útil revisar la cantidad de votos válidamente emitidos en el plebiscito de septiembre pasado. Nuestra región superó a seis regiones: Arica y Parinacota, Tarapacá, Atacama, Los Ríos, Aysén y Magallanes. Si la primera estimación de consejeros electos que realice el Servel a nivel nacional es muy desproporcionada entre ambos sexos, es probable que la corrección por paridad ‘alcance a llegar a Ñuble’. Por el contrario, si por ejemplo, el primer cálculo define que hay 26 mujeres electas y 24 hombres electos, solo se debe hacer una corrección a nivel nacional, lo que podría no incidir en nuestra región, pero sí a una de las 6 regiones anteriormente mencionadas”, mencionó.

La segunda consideración, en caso que Ñuble deba corregir por paridad, afirmó, “es que se consideran tanto los pactos (grupo de partidos afines) y las listas (grupo de candidatos dentro de un mismo partido, como es el caso de Republicanos y el Partido de la Gente)”.

Rodrigo Landa recalcó que “independiente de las preferencias que los electores tenemos por un candidato(a), la principal variable en el sistema D’Hondt no es la votación individual, sino que la votación de la lista. Si hacemos ficción electoral y a Ñuble le corresponde un consejero electo de una lista de derecha y otro de una lista de centro izquierda, en caso que tengamos que corregir por paridad, pesa la cantidad de votos de la lista completa. Entonces, en una de esas dos listas, perdería su opción de ser consejero o consejera una de las dos mejores votaciones regionales, para que ‘ingrese’ el sexo opuesto”, afirmó.

Esto quiere decir, añadió Landa, “que en nuestra región, donde se eligen dos consejeros, cada lista o pacto debe sí o sí estar entre las dos más votadas, bajo un escenario donde es altamente improbable el doblaje. Un razonamiento lógico es que los electores de Ñuble busquen aquella lista que desde el punto de vista de su concepción ideológica más le represente y, dentro de esa lista, elegir un candidato o candidata. Lo que pase después será parte de la ingeniería electoral”, sentenció.

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