Señor Director:
La gallina de los huevos de oro ha sido generosa con Chile en los últimos años, pero está corriendo riesgo. Unos parecen dispuestos a matarla como en el viejo cuento para sacarle todo el oro y repartirlo, otros quisieran seguir contando huevos de oro delante de los pobres. La concentración de la riqueza en el 1% de la población es sencillamente obscena. Una mejor distribución no admite demora. Pero esa distribución no es el reparto de una torta en rebanadas iguales, donde cada cual recibiría un pequeño bocadillo. Se trata de redistribuir de manera inteligente, para que, la producción se mantenga en los buenos niveles que tiene, estableciendo medidas solidarias como la jubilación complementaria que acaba de aprobarse, subsidio al salario mínimo en las pymes, salas cunas para permitir el trabajo de las mujeres, fortalecer los sistemas públicos en salud, educación y vivienda.
Hay que incrementar la riqueza y distribuirla mejor. Sin ahorro no hay inversión, sin inversión no hay desarrollo, sin empresarios no hay desarrollo. Tenemos la clase política mejor pagada de América Latina y también empresarios que se distinguen en el mundo por su eficacia, pero también es cierto que, salvo excepciones, se conforman con dar trabajo y pagar impuestos. Se dice que no es aconsejable contar plata delante de los pobres. Los balances que publican los bancos y grandes empresas golpean el rostro de los que hacen cola en los hospitales públicos, duermen hacinados en menos de 40 metros o sufren la humillación de cada día en el transporte público.
La tentación de quitarle a los ricos para darle a los pobres es grande, tan grande como el fracaso donde se ha hecho entre consignas y cánticos que se llevó el viento.
Alejandro Witker
Historiador