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El nuevo Prich

En votación dividida, por 3-2 y una abstención, fue aprobado ayer en el Consejo Regional el nuevo Plan Regulador Intercomunal Chillán-Chillán Viejo (Prich), instrumento de planificación territorial que entrega las coordenadas para que ambas comunas actualicen o desarrollen nuevos planes reguladores, y está llamado a cumplir un rol fundamental en la etapa histórica que enfrenta la conurbación que deberá transformarse no solo en la cabeza político-administrativa de la nueva región, sino que además consolidarse como el centro comercial, financiero y de servicios de Ñuble.

El trabajo comenzó en septiembre de 2017. Lo primero fue una extensa etapa de revisión del actual Prich que data de 2007, ajustando su normativa a las disposiciones legales y reglamentarias que cambiaron en los últimos 13 años, como también –esperamos- a las necesidades de desarrollo actuales y futuras del territorio intercomunal como cabecera regional.

El documento aprobado ayer fija como metas favorecer la consolidación de los suelos disponibles dentro de las áreas urbanas vigentes, además de resguardar el suelo rural para el desarrollo agrícola y evitar los asentamientos humanos en sectores de riesgos. También su objetivo es mejorar la accesibilidad interurbana, proyectar un sistema de áreas verdes intercomunales basado en la estructura de ríos y esteros existentes en la intercomuna, donde hay más de mil hectáreas susceptibles de convertirse en parques, jardines y lugares de esparcimiento.

Para la intercomuna es de suma importancia contar con un instrumento de planificación territorial moderno, que se haga cargo de cambios urbanos que han generado problemáticas de difícil solución, como el fuerte crecimiento habitacional y el déficit de vialidad estructurante. Desde una perspectiva económica, además, las definiciones en materia de conectividad, infraestructura, uso de suelo y expansión urbana son fundamentales para impulsar inversiones públicas y privadas.

Se podrá argumentar que Chillán y Chillán Viejo han logrado mejorar en algunos aspectos en la última década y que todo depende del prisma con que se mire, pero es innegable que la conurbación tiene bastante que avanzar para estar al nivel de una capital regional, una tarea que demanda el trabajo conjunto de ambos municipios, del gobierno regional, del gobierno central, del mundo empresarial y la academia, pero principalmente de su gente. Son los chillanejos y chillanvejanos los que deben ser capaces de alzar la voz y exigir con fuerza de sus nuevas autoridades, electas en abril próximo, cumplan los compromisos de una planeación estratégica que costó 135 millones de pesos y fue hecha para durar, al menos, 10 años.

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