Señor Director:
Desde hace ya unos años hemos sido testigos de cómo las campañas del terror han ganado protagonismo en las últimas elecciones presidenciales como una estrategia válida para influenciar la decisión de voto. Desafortunadamente una práctica tan banal como ésta se basa en presentar ideas simples carentes de contexto histórico y social. Frases como “Seremos Chilezuela”, “va a llegar el comunismo”, o “nos expropiarán los fondos previsionales” son mitos que se reproducen a diario en las conversaciones de las personas, y que tienen rápida adhesión por ser ideas simples que juegan con el miedo legítimo a perder el actual estado de confort, aún cuando tales ideas carezcan de argumentos y hechos que las sustenten.
En este último proceso eleccionario, el candidato Gabriel Boric ha sido una víctima emblemática de este tipo de campañas provenientes de los sectores más conservadores. Su programa ha sido tildado de comunista, aún cuando es una expresión evidente de un proyecto de socialdemocracia, que busca hacerse cargo de las problemáticas reales que hoy afectan al ciudadano común.
La capacidad instalada de imaginar mundos apocalípticos a propósito de una propuesta de gobierno que promueve una mayor distribución de la riqueza y de conocimiento, sólo nos habla de la pérdida del sentido de comunidad, y del “sálvate solo” como estrategia para mantener el “status quo”.
Una vez más, es la educación la llamada a recuperar la solidaridad e identidad de nuestra sociedad y de nuestros territorios.
Mg. Marcela Lineros, Trabajadora Social
Mg. Rodrigo Quezada, Profesor.