“La concursabilidad no es el camino”, comentó en campaña el ahora Presidente electo, Gabriel Boric, en varios debates en torno a las artes y la cultura. Su propuesta, además de aumentar los aportes para el sector en uno por ciento del presupuesto de la nación, suma la posibilidad de terminar con la concursabilidad que ha mandatado los destinos de cientos de proyectos durante décadas.
Boric ha planteado como ejemplo los llamados Puntos de Cultura desarrollados en Brasil por el Presidente Lula. Estos se refieren a un cambio de paradigma en materia cultural en donde es el Estado el encargado de reconocer la actividad cultural en los lugares donde esta ocurre. Se trata del fortalecimiento del Estado para identificar, seleccionar, financiar y supervisar las actividades.
Lo que ha planteado el Presidente electo es que Chile debería volcar hacia ese modelo, conservando algunos fondos concursables. La gestora chillaneja Carmen Mantilla advierte que estas demandas habían sido levantadas por el sector porque “la concursabilidad provoca alta concentración de adjudicación principalmente en dos territorios a nivel nacional: Región Metropolitana y Región de Valparaíso”.
A pesar que el mundo de la cultura aún no conoce el nuevo mecanismo, Carmen dice que “es probable que se potencie el trabajo por la vía de convenios (hoy existe, pero se usa en forma marginal), por la vía del aumento presupuestario a las instituciones que gozan de glosa directa y la inclusión de nuevas instituciones en ese mecanismo (en la actualidad, son menos de una veintena a nivel nacional). Yo espero que la diversificación incluya presupuestos culturales participativos como una manera de fortalecer los territorios y de romper con una agenda que hegemónicamente nos obliga a competir y no a colaborarnos”.
Respecto de los Puntos de Cultura, Carmen dice que “tienen años de ejecución, con muchísimos aprendizajes y con resultados sorprendentes, sobre todo en aquellos territorios históricamente marginados de las propuestas de alta cultura, donde no llegan los espectáculos, donde no se validan los conocimientos culturales de sus habitantes. Los puntos de cultura son un espacio para construir en común y espero colaborar en forma activa en la implementación de ella en Ñuble”.
Por su parte, el gestor, productor cultural y asesor en materias de cultura del alcalde Camilo Benavente, Cristian Venegas, dijo que “el programa de Boric ataca al corazón de la política cultural chilena. Post dictadura, una de las principales herramientas fue mantener un sistema asociado a la concursabilidad de financiamiento público, ya sea a través de fondos sectoriales, programas, en fin. Como toda política pública tuvo un importante desgaste y hoy está obsoleta. La evidencia es que cuando ocurre la pandemia el ministerio no tenía una herramienta especifica para ir en ayuda del sector artístico. Claramente el diagnóstico es correcto y de alguna manera instala una demanda de un sector que ha sido muy impactado por la pandemia y que sufre por una política cultura de arrastre que en su momento fortalecieron las disciplinas, pero que hoy, 2021, con los desafíos que tenemos por delante, no es la mejor estrategia”.
“Si bien podemos asumir que los fondos concursables cumplieron una etapa y el sistema de concursabilidad no dio abasto para la demanda del sector, el gran desafío que tienen las autoridades de cultura, es ver cómo se implementa esta política que se plantea y qué criterios se van a emplear. No es fácil avanzar de un sistema de concursabilidad donde lo que rige es la oferta y demanda, a uno dónde se deben priorizar los recursos que son pocos. La gran pregunta es saber qué criterios se van a emplear para otorgar apoyos permanentes a algunas instituciones o artistas por sobre otros. Es un tremendo desafío, porque no es simple, sobre todo hoy que la gente pide transparencia”.
