He aquí una lista de preguntas que nos indicarán si realmente, este azote brutal en la salud, las miles de muertes por Covid-19, sumado a la mega-crisis ambiental y el derrumbe de la economía del país, ha servido para algo. ¿Somos menos egoístas y hemos empezado a pensar desde la necesidad del otro, o solo pienso que lo que único importante es que cada uno “se rasque con sus propias uñas”? ¿Qué actividades en “minga solidaria” participo? ¿Qué estoy haciendo por la calidad de vida de mi entorno, plantar arbolitos, detener la erosión y la falta de agua. O estoy pensando en ahogar más el patio con cemento y solo tener más leña para mi estufa? ¿Se me ha ocurrido invertir mi 10 por ciento de las AFP acaso en instalar un panel solar u otro sistema de energía limpia? ¿Qué estoy haciendo por la calidad y el ahorro del agua ¿He pensado en algún método casero o municipal de hacer más eficaz las aguas-lluvia? ¿Me duele la sequía y el desaparecimiento de las vertientes, los humedales y toda la diversidad de animalitos alrededor de ellas?
¿Cómo hemos reducido el consumo superfluo en el hogar? ¿Hemos recuperado viejas herramientas manuales o solo estamos pensando en motores más potentes, en más y modernos artefactos desechables? ¿He reglamentado en mi hogar las horas de uso de las pantallas y la internet? ¿Vigilo el alimento “espiritual” que todos los días se están tragando mis niños? ¿Cuánto he hecho por recuperar y motivar a mis hijos a los juegos de mesa y conversación, a los juegos físicos de ronda, a los cantos, a las presentaciones teatrales y de disfraces? ¿Le he enseñado a que ellos mismos creen y hagan sus propios juguetes, de cartón, y palitos, por ejemplo? ¿Cuánto he leído en papel en esta pandemia? Es decir, ¿cuánto he reflexionado o simplemente disfrutado con un libro, una revista o un diario? ¿O solo duermo y despierto cansado de la mente por tanto Facebook e Instagram? ¿He metido mis manos en la tierra, en la greda, en la plasticina, en la masa para hacer el pan, sobre los colores y pinceles? ¿Me han visto mis hijos o vecinos inmediatos en estas actividades? ¿Qué estamos haciendo por reducir la dependencia alimenticia y energética? ¿Una pequeña huerta o invernadero acaso? ¿O solo nos hemos vuelto en masa a acaparar lo que el supermercado me ofrece? ¿Compro en la tiendita de la esquina y en la feria, o me voy directo a los Unimarcs y Jumbos para que tripliquen sus ganancias los grandes? ¿Qué hábitos de comida hemos cambiado, nos hemos reencantado con las legumbres, o más bien he aumentado el consumo de carnes, fritangas, pastelería y gaseosas? ¿Por qué me lanzo a los mall sin pensar, a comprar y comprar para los “Días de la madre, del niño, de las fiestas”, en vez de hacer juegos de conversación y regalos autogenerados desde mi amor y mi ingenio?
¿Crece en mi jardín, o en la huerta común de mi calle, o en mis maceteros, matitas de poleo para las indigestiones, salvia para detener hemorragias severas, toronjil para la depresión, llantén para los cánceres, boldo para el reumatismo, romero para el alzheimer, u ortiga para la próstata, etc.? ¿O solo le sigo el jueguito perverso a las farmacias? ¿Me importan escuchar y hacer el esfuerzo de entender al otro, ponerme en su lógica y en sus zapatos o solo me aferro a mi programa mental, a mis ideas muchas veces tan prejuiciosas como las de quien descalifico a la primera? ¿Ha mejorado mi lenguaje en prudencia y respeto por el que piensa diferente, o solo lo descalifico echándole maldiciones sin filtro? ¿Me interesan los procesos sociales culturales y políticos… o solo me importan los económicos, las ventas e inversiones? ¿Cuánto estoy haciendo por cambiar los destinos de mi comuna, renovar rostros, convencer a autoridades para así hacerla más autónoma, más participativa, más cultural, más autoresponsable, más eco-sustentable? Reapropiarse del propio destino no permitiendo la tiranía de ningún poder obscuro ajeno a nuestra patria mestiza
