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Proyecto busca rescatar calidad exportable de vinos del Itata

INIA

Además de la especial conformación agroclimática, sus suelos y geografía, el Valle del Itata se distingue por su historia y las cepas que les son propias. Escenario único para el desarrollo de un proyecto que pretende establecer criterios y capacitación para una permanente exportación de vinos locales.

Fue en Itata donde, al poco tiempo de llegadas las huestes de Pedro de Valdivia, los jesuitas que los acompañaban plantaron las primeras viñas en Chile.

Hoy, el desarrollo del proyecto “Programa de innovación en valorización del potencial vitivinícola Valle del Itata” ha interactuado con un grupo de viñateros con la finalidad de que éstos incrementen la calidad de sus vinos y alcancen condiciones de calidad exportable. La iniciativa es impulsada por el Gobierno Regional de Ñuble y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), con el financiamiento del Gobierno Regional (FNDR) y ejecutada por INIA Quilamapu junto a Clear River como entidad asociada.

“Desde FIA, estamos constantemente impulsando proyectos que nos permiten fortalecer, gracias a la innovación, la identidad agrícola de cada región de Chile. En esta iniciativa se hace a través del aumento de la competitividad de los vitivinicultores del Valle del Itata, mediante el desarrollo e implementación de planes de negocios sostenibles que les permitan entrar en circuitos comerciales permanentes, sobre la base de la valorización del patrimonio e incorporación de tecnología productiva. Además de la capacitación que busca entregar herramientas a largo plazo a las personas que viven de este hermoso quehacer que nos deja el agro”, dice el representante de FIA en la zona, Gonzalo Rueda.

Según el investigador de INIA y coordinador del proyecto, Carlos Ruiz, lo que se busca es “identificar y potenciar vinos de calidad exportable, traídos desde el pasado hasta nuestros días, pero con un incremento en su calidad y estabilidad en su producción”.

Ruiz indicó que la forma de vinificar de los productores del valle del Itata es muy antigua, proveniente de una agricultura ancestral. “Son vinos hechos a la antigua, a los que se le han incorporado algunas recomendaciones de trabajo en las viñas, para mejorar la calidad de las uvas y, por cierto de los vinos, pero sin alterar la esencia del sistema productivo”.

En tanto, la enóloga de INIA, Irina Díaz, sostuvo que “se trata de un programa pionero, ya que es el primero destinado a preparar a los pequeños productores para la exportación de sus vinos, bajo un sello de identidad”.

Indicó que en el marco del proyecto se contactaron jefes técnicos de grupos Prodesal de Indap en las comunas de Ránquil, Portezuelo, Guarilihue, Florida y Quillón. A través de ellos se invitó a productores a una cata de sus mejores vinos en dependencias de INIA Quilamapu, donde en conjunto con el enólogo y asesor del proyecto, Fernando Almeda, se seleccionaron los que presentaban mejor nivel técnico y comercial.

A la cata llegaron 25 productores con un total de 50 vinos, todos ellos provenientes de las cepas Moscatel de Alejandría, País y Cinsault.

El proceso de selección destacó a nueve productores que presentaron “vinos correctos, estables y sin defectos, con marcada tipicidad de la cepa de origen”, sostuvo Irina Díaz. Agregó que, además de aspectos de calidad, buscaron que los productores tuvieran un volumen suficiente de vinos, que posibilitara la exportación de las cantidades mínimas exigidas.

La enóloga de INIA expresó que al existir escaso consumo de vinos en Chile, la opción de venta pasó a ser el mercado externo, para lo cual el proyecto, junto a la empresa exportadora asociada Clear River Multitrading, desarrolló una imagen común y la marca Vitata, además de realizar gestiones para las primeras exportaciones este 2020.

Asesoría

El proyecto apunta a respaldar a unos 200 viñateros del Itata, para que cumplan requisitos de exportación. Ello contempla asesorías en el manejo de la viña a lo largo del año, lo que involucra capacitaciones en poda, desbrotes, manejo fitosanitario y apoyo para identificar la fecha precisa de la cosecha. “Ésta debe realizarse en función de la madurez de las uvas y no por calendario” sostuvo Irina Díaz. “Se les está ayudando a entender que con el incremento de las temperaturas en el verano (cambio climático), el periodo de cosecha se ha ido adelantando y que ya no es posible cosechar la uva a mediados de marzo, como era lo habitual. Muchas veces las uvas estaban sobremaduras, afectando irremediablemente la calidad del vino” agregó la enóloga.

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