Señor Director:
Ni ciudadana soy (tengo 17 años) para quejarme de la política que nos acontece estos días, pero no pude evitar la decepción con la revuelta del matrimonio igualitario luego de la cuenta pública. Me parece una discusión extremadamente atrasada, distanciada a la globalización (que tanto se busca en nuestro país) y que debiese ser lejana a lo valórico.
Sin querer buscar la intención detrás de la renovación moral del mandatario, quisiera recordar o brotar para con quienes no se han dado cuenta, que las vidas de los heterosexuales no cambiarán si esta ley llegase a aprobarse.
Nadie los llevará esposados a firmar un contrato civil, ni a sus hijos se les ahogará el cerebro en un agua de color arcoíris. Si usted es religioso y cree que amar a alguien de su mismo género es algo enfermo y malvado, pues recele a su dios si le ocurre, intente buscar un doctor que lo atienda en el 2021 o camine 10 km. por un camino de piedras sin zapatos para ver si se le pasa lo anormal.
Mientras tanto, el resto de nosotros, que perdía la esperanza en dejar de ser ciudadanos de segunda clase, podremos al fin, parar de cotizar pasajes a algún país cercano, en caso de que un día tuviéramos el absurdo impulso de querer ser como cualquier chileno y casarnos ante la ley. Cabe señalar que no merecemos un AUC, para parchar un derecho de igualdad.
Esperanza Ibieta