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Estudio confirma que trabajadores de bajos ingresos siguen desplazándose

Con 4 mil 395 respuestas en los seis días que estuvo disponible, los resultados de la encuesta “Viajes y actividades, Coronavirus Covid-19 en Chile”, desarrollada por el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y con participación de investigadores de las universidades de Chile, Católica de Chile y de Concepción, ya se encuentran disponibles, y revelaron las dificultades de los trabajadores de segmentos de ingresos más bajos para adaptarse a las restricciones de desplazamiento, de hecho, un 76% de ellos reconoció que durante marzo debió seguir movilizándose para ir a trabajar.

La indagación, que se determinó profundizar en los viajes y actividades de las personas en el contexto de la emergencia sanitaria, develó una reducción de un 44% de los desplazamientos entre el 16 y 22 de marzo, en comparación a los tránsitos registrados en la semana del 9 al 15 de marzo.

Y pese a que el foco principal de la encuesta era conocer dinámicas de transporte, las preguntas permitieron levantar datos de corte social.

Juan Antonio Carrasco, docente UdeC y parte del equipo que desarrolló el estudio, destaca que la brecha económica se relaciona con buena parte de los hallazgos.

En efecto, los resultados del sondeo indican que entre el 76 y 78% de las personas de hogares con ingresos menores a 600 mil pesos debió continuar desplazándose para trabajar. En contrapartida, entre el 73 y 80% de las personas de hogares con altos ingresos (sobre 1 millón y medio de pesos) tuvo la posibilidad de realizar teletrabajo.

“Todos sabemos de la gran brecha laboral entre segmentos socioeconómicos, pero las diferencias son muy grandes. Eso también se ve reflejado en quienes tienen más miedo a contagiar, precisamente los más expuestos, que son los de ingresos bajos”, explica Carrasco, agregando que “esta pandemia, obviamente, está afectando de manera muy distinta a los distintos sectores de nuestra sociedad”.

Otra conclusión que llamó la atención de los investigadores, fue que la principal preocupación de quienes respondieron la encuesta es que un ser querido se contagie. Luego, que el sistema hospitalario colapse y, en tercer lugar, que muera mucha gente. La preocupación por el contagio individual ocupó el noveno lugar.

Respecto a la situación financiera personal o familiar, los dos grupos de menos ingresos (menor a de $600 mil) manifiestan mayor preocupación en que los ingresos del hogar disminuyan, que se pierda el trabajo y no se puedan pagar las deudas, correlativamente.

Para Carrasco, “esas preocupaciones son también reflejo de cómo los segmentos más altos pueden adaptarse más fácilmente a estas situaciones y, en ese sentido, plantean la pregunta de si estamos facilitando que los sectores de ingresos más bajos puedan protegerse de la pandemia y hacer cuarentena. Lo anterior no solo tiene consecuencias en la justicia social, sino que también en la práctica de qué manera podemos controlar el crecimiento de la pandemia”.

Paralelamente, la preocupación por ver coartada la libertad de movimiento aumenta en estos grupos con menores ingresos. Por tanto, si se conecta ese dato con el hecho de que el 76% del segmento debió seguir desplazándose para trabajar y que cerca del 60% teme contagiarse de Covid-19, se configura un panorama complejo en términos de cómo, efectivamente, se concreta el aislamiento social preventivo en los sectores más desposeídos del país.

Desde el ISCI buscan las razones de estos temores, que pueden ir desde mayor exposición en sus trabajos, posible peor salud, menor acceso a instituciones sanitarias, hacinamiento en hogar, efectos económicos adversos, entre otras. “La muestra es grande, pero obviamente no representativa. De todas formas, sí marca una diferencia muy grande”, advierte Carrasco respecto a la encuesta.

Cambios a largo plazo

Otra área de la investigación apuntó al futuro y los probables cambios en el país con posterioridad a la pandemia. Entre quienes respondieron la encuesta, existe acuerdo en que es “muy poco probable” que exista alguna mejora en la salud pública y en la seguridad social en Chile, opinión que se realzó en los dos grupos de menor ingreso.

Asimismo, en cuanto a la probabilidad de que aumente el teletrabajo, los encuestados de mayor ingreso, en comparación con los de menor, afirmaron que es más probable. Juan Antonio Carrasco, sin embargo, puntualiza que “todavía el trabajo es una actividad obligatoria para un porcentaje muy alto de la población y no podemos tener la expectativa de que el teletrabajo vaya a ser importante”.

Desde el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería esperan poder repetir este ejercicio más adelante, sin una fecha clara. Están a la espera de posibles cambios en las medidas de confinamiento, pues el ejemplo internacional apunta a que estas podrían endurecerse en un corto a mediano plazo. 

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