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“Siempre pensaba que cuando el vino me diera de comer, dejaría mi trabajo y volvería al sur”

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Hernán Segura Muñoz (40 años) se crió en el sector El Durazno, al noroeste de Quirihue, donde aprendió el oficio de vitivinicultor cultivado por cinco generaciones en su familia. Y si bien se dedicó a la informática -estudió en la Universidad del Bío-Bío en Chillán-, luego de vivir 16 años en Santiago, trabajando para empresas de telecomunicaciones, bancos y una aerolínea, decidió volver a sus raíces y emprender con el vino.

“Hace ocho años comencé este proyecto como un hobby, siempre pensando que cuando el vino me diera de comer, dejaría mi trabajo y me volvería al sur a dedicarme al vino”, recordó Segura, quien bautizó su proyecto Juan Segura Wines, en honor a su tatarabuelo. Y así fue como el año pasado, cuando logró exportar por primera vez sus vinos, se decidió a dar el gran paso y renunció a Latam para instalarse en Quirihue.

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Se autodefine como un emprendedor social, porque sus objetivos apuntan al desarrollo territorial del Valle del Itata, con el foco puesto en el sector Pachagua, 10 kilómetros al sur de Quirihue, para lo cual ha ido generando vínculos con distintos productores, de hecho, es parte de la Asociación Gremial de Viñateros del Valle del Itata y del gremio del enoturismo, así como también creó la marca Vita Wines, que busca ser una vitrina y un portal de venta de vinos de la zona.

“Siempre estuve vinculado con mi zona, primero con la ONG ‘Espíritu Joven’, que se creó después del terremoto, con la que hicimos varios trabajos en escuelas y con los adultos mayores enfocados en el medio ambiente, en la que participé hasta 2016; y luego, hace ocho años empecé con el emprendimiento de vinos, como una forma de hacer un rescate de la tradición familiar y también generar oportunidades de productos con mejor valor de mercado en torno al vino y la uva, como materia prima, que se ha estado desvalorizando, entonces, había una oportunidad de generarle valor a través del vino embotellado”, sostuvo.

Partió como un hobby, por lo que Segura viajaba los fines de semana para avanzar en este proyecto. En el intertanto, perfeccionó sus conocimientos en procesos de vinificación con el apoyo de un enólogo amigo de Rancagua. “En un principio, la inversión es grande y el retorno es lento, hay que experimentar primero los productos, el mejor conocimiento es el empírico, y así fui adquiriendo las herramientas para mejorar los productos del catálogo de vinos”.

Precisó que los primeros tres años fueron experimentales, y al cuarto se formalizó, en un proceso que contó con el apoyo de Sercotec, luego Corfo y ProChile, lo que le permitió ofrecer sus vinos en el extranjero. “Hace tres años me senté a armar un plan, y definí que en cinco años debía estar exportando, y afortunadamente, al segundo año comencé a exportar, el año pasado salió la exportación a Noruega de dos vinos, con un contrato de 50 mil botellas anuales, y ahí el proyecto se puso más serio, así es que tomé mis cosas en noviembre pasado y me vine a Quirihue”.

Su centro de operaciones está en Pachagua, en la bodega de Eulogio Vera, a quien le arrienda las instalaciones para vinificar la producción de seis viñedos de la zona. “Estamos desarrollando un proyecto colaborativo, en el cual yo hago los vinos y pronto vamos a firmar una alianza productiva con 17 a 20 productores de uva para asegurar la materia prima de cara a los nuevos desafíos -este año aumentó la producción a 80 mil botellas de seis cepas- y pagar un mejor precio por esa uva”, explicó.

Restaurante

A fines de octubre prevé abrir una “wine house” o casa de vinos en Chillán, una apuesta que se sostiene en algunos estudios y mucho de osadía, pues si bien se trata de un mercado pequeño, está convencido que el perfil del espacio atraerá turistas interesados en conocer los vinos de la zona y en vivir experiencias asociadas al Itata. “La idea es hacer algo distinto, y transmitirlo desde el punto de vista de la pasión de los mismos viñateros”, destacó.

Relató que “esto partió en la pandemia, porque la crisis afectó a Latam y yo visualizaba dedicarme 100% al vino, entonces, lo que hice fue pensar en grande: desarrollar una marca -Vita Wines- que agrupara los vinos del Valle del Itata para proteger el territorio. La idea era partir con una tienda online para vender a todo Chile, y apoyar la problemática de los productores del Itata, y luego escalarlo a una tienda física tipo emporio, como una enoteca, y finalmente, agregarle un restaurante, pero esto yo lo visualizaba más lejano. Vita Wines quedó como un club de vinos y tienda, y quedó congelado, porque la empresa resistió la crisis y no me fui de Latam; y este año se comenzaron a dar las cosas, ya no estoy en Latam, y retomé la idea de la Wine House, con todo lo que había imaginado, añadiéndole otro elemento, que es el turismo, Vita Experience, que es generar expediciones desde Chillán como punto central hacia el Itata profundo”.

 

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