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La nueva vida de quienes lograron la Beca Marta Brunet

El 3 de noviembre de 1964, hace exactamente 57 años, la escritora chillaneja Marta Brunet Caraves firmaba su testamento en Santiago ante el notario público Arturo Carvajal. Al no tener descendencia, la escritora y diplomática decidió que todo su legado artístico y creativo quedara en las manos de la Universidad de Chile, pero a cambio de una condición.

Brunet dispuso que la Casa de Bello entregara dos becas completas para alumnos del Liceo de Hombres y del Liceo de Niñas de Chillán. El documento oficial expresa que es la Universidad de Chile será la heredera universal de sus bienes y propiedad intelectual por no existir herederos forzosos, pero al mismo tiempo, redacta responsabilidades a la casa de estudios. “Instituyo heredera universal a la Universidad de Chile y le impongo las obligaciones que a continuación se señalan: dentro del plazo de un año a contar de mi fallecimiento, deberá crear dos becas designadas “Marta Brunet”, destinadas cada una a facilitarle el costo de una carrera universitaria a sendos alumnos egresados del Liceo de Niñas y del Liceo de Hombres de Chillán, mi ciudad natal”, expresa.

El documento añade que “dichas becas se otorgarán por concurso, teniendo en cuenta la capacidad de estudio, la vocación, la conducta y la falta de medios para seguir la carrera elegida. Los favorecidos con las becas la perderán en caso de fracasar en sus exámenes o incorrección de su vida privada”.

Lo cierto es que hasta la fecha no se ha podido comprobar que la Universidad de Chile haya cumplido con el compromiso antes del 2015, cuando gracias a una publicación de La Discusión se subsanó la omisión. La Municipalidad de Chillán se hizo cargo de los trámites y dejó como encargado al gestor Jaime Carrasco quien hasta hoy está al tanto de la beca.

La beca, hoy

En la actualidad son ocho los estudiantes chillanejos que se han adjudicado la beca que tiene entre otros requisitos dispuestos por la Casa de Bello, está que el postulante también haya obtenido la gratuidad para postular.

De los ocho, hay algunos que han sorteado la experiencia con éxito y otros no tanto. Dentro del primer grupo está el caso de Carmen Bustos Jara, la primera becaria, hoy a punto de finalizar la carrera de Obstetricia en la Universidad de Chile.

“En el Liceo nos contaron de esta beca y postulé pero no con mucho entusiasmo porque éramos varios los que podíamos ganarla. Eran pocas las posibilidades, por eso fue una sorpresa cuando me notificaron. Realmente la beca ayuda porque es todo lo que establece el testamento de Marta Brunet. En mi caso, hice uso de la residencia universitaria por tres años, luego modifiqué la opción por una beca de arriendo con lo necesario para vivir en un departamento. Además, me dieron dinero para mis gastos. La alimentación estaba dentro de la residencia”, resume.

“En mi caso fue de gran ayuda. Siempre quise estudiar una carrera del área de la salud, y cuando ya faltaba poco para postular a esta beca, empecé a separar las carreras que no me gustaban, empecé a ver el campo laboral y llegué a obstetricia, al principio con miedo, porque no sabía mucho”, precisa.

Carmen cuenta que con la pandemia, su carrera se atrasó medio semestre porque los internados recién se pudieron retomar este año. Por estos días, está trabajando en el Hospital San José en Santiago y dentro de poco, pasará a ser un internado a Neonatología.

Gabriel Fuentes Arriagada es el último de los becarios. Este año entró a estudiar Medicina a la Universidad de Chile gracias a la beca que conoció cuando estaba en Primero Medio. “Los profesores siempre nos comentaban de esta beca y siempre quedó en mi cabeza poder ganarla. Fue emocionante primero ver que había quedado en la Universidad de Chile, y luego saber que me habían dado la beca Marta Brunet”.

El estudiante de primer año no ha podido asistir a clases presenciales este año, por lo cual se mantiene por estos días en Chillán tomando sus clases en forma online. “La verdad que igual la carrera ha sido entretenida, sabiendo al mismo tiempo que es compleja. Este año tuvimos la oportunidad de ir a conocer la Facultad de Medicina y me encantó esa experiencia. Ya nos avisaron que el 2022 empezamos presencial así es que ahí podré hacer uso de la beca, como la residencia. Hoy me dan el dinero para mis gastos, alrededor de sesenta mil pesos, que me han servido mucho para comprar implementos que me van pidiendo. A veces siento que sin la beca no podría costear la carrera”, argumenta, a pesar de haber conseguido de igual forma la gratuidad, tal como lo plantea la universidad en sus requisitos.

Karen Becerra es otra de las becarias. Ella ingresó a Obstetricia el año 2018. “Me enteré de la beca porque en el colegio hacían harta difusión; como me iba bien, me decían que postulara porque tenía hartos beneficios, como mantención y residencia (ahí tenemos desayuno, once y cena, además manejamos Sodexo). Al mismo tiempo gané la Beca Presidente de la República así es que mis gastos están casi cubiertos”, plantea.

En la actualidad, Karen está haciendo uso de la residencia, aunque el año pasado debido a la pandemia, estuvo inactiva. Por el mismo Covid-19, además, su carrera se atrasó en un año debido a las prácticas clínicas que no se pudieron realizar por la emergencia sanitaria. “La residencia es muy buena, hay alumnos de todas las facultades, con lo cual está la posibilidad de compartir experiencias”, añade.

Karen dijo que no siempre quiso estudiar Obstetricia, puesto que su interés estaba en Medicina. “Pero lo hice y no me arrepiento porque es una carrera muy linda”, afirmó.

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