El Juzgado de Garantía de Chillán resolvió en el transcurso del miércoles, que se rechazaba la continuidad de la investigación por el delito de amenazas en contra del sacerdote José Luís Arroyo, a quien se investigó por denuncias de abusos sexuales y que fue apartado en 2014 de la Iglesia por ver pornografía en un colegio donde ejercía como capellán, cuando era párroco de Sagrada Familia y de San Fabián de Alico.
Esto, porque a juicio del tribunal, habían diligencias que no se realizaron a tiempo los trámites necesarios para continuar con el litigio.
Conforme a la querella presentada por un conductor chillanejo de iniciales R.A.A.O., los hechos se registraron en junio de 2018.
“Recibí una llamada en mi teléfono celular de un número desconocido para mí. Al contestar, reconocí inmediatamente la voz del señor Arroyo”, dijo.
El querellante añadió que reconoció su voz porque “lo conozco hace más de 40 años. Era amigo de mi familia ya que éramos muy católicos y fui abusado sexualmente por él durante tres años, denuncia que también realicé en la Fiscalía en el día en que denuncié la amenaza de muerte antecedente de la presente querella”.
Pese a lo anterior, el Ministerio Público de Chillán no consiguió más evidencia para perseverar en la causa, por lo que solo la investigó de manera desformalizada por lo que el expárroco no fue llevado a ninguna audiencia para formalización de cargos.
Arroyo tampoco ha sido formalizado por otras denuncias de abusos sexuales presuntamente cometidos a menores cercanos a la parroquia en la que oficiaba en la comuna de San Fabián, como se explicita en una denuncia interpuesta en la PDI y en dos cartas enviadas por la víctima a los exobispos de Chillán, Alberto Jara y Carlos Pellegrin.
