La inclusión comenzó a ser una realidad para un joven que tiene una condición de discapacidad de nacimiento que lo privó de sentidos tan necesarios para la interacción social como la vista y la audición.
Oscar Ruiz Castillo, de 26 años nació con sordo-ciego como consecuencia de un parto prematuro, lo que dificultó su desarrollo, pero no fue impedimento para que hoy con mucho esfuerzo comience una práctica laboral en la biblioteca del Instituto Virginio Gómez de Chillán.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]El alumno de la escuela Juan Madrid, donde se ha preparado para su inserción laboral, además, ha sido capacitado en el manejo del lenguaje dactitológico que utiliza las manos y sobretodo los dedos para transmitir ideas y emociones. Adicionalmente, es capaz de utilizar el lenguaje de señas.
Es tal su competencia en el manejo de esos métodos, que en la actualidad es capaz de leer a través del sistema Braille libros y documentos e incluso escribir a partir de una máquina Perkins.
El director del Virginio Gómez, Mauricio López Muñoz, destacó que la presencia de Oscar Ruiz en el plantel, “obedece a la misión y visión institucional de responsabilidad, compromiso y algo que muy importante como es la integración y al ser una institución superior que tiene un sentido laico y de desarrollo humano para nosotros es muy importante generar este tipo de instancias”.
El director del Daem, Marco Aguilera, puso de manifiesto que lamentablemente “a nivel del país en chile el porcentaje de inserción laboral de personas con algún tipo de discapacidad o de algún tipo de necesidades educativas especiales es muy baja y por lo tanto instituciones públicas y privadas tienen muy pocas personas trabajando remuneradamente y por lo tanto ese es un desafío mayor que tenemos como país”.
El Daem, agregó, tiene un “potente equipo de integración, en escuelas y liceos y en cada uno tenemos profesionales que trabajan generando oportunidades para los estudiantes”.
La madre de Oscar, Marta Castillo Aguilar, sostuvo que “para mí es muy relevante que esté en el Virginio Gómez, pues nunca pensé que fuera a ser recibido en un instituto estudiantil; pensé que siempre pudo ser en una empresa como supermercado y que este acá es doble mérito para nosotros”.
La madre, muy emocionada, relató las vicisitudes que han debido superar desde que fuera diagnosticado primero con ceguera apenas nació y posteriormente a los 4 años cuando se evidenció su sordera bilateral.
La familia, es sin lugar a dudas un factor preponderante para que las personas con algún grado de discapacidad logren alcanzar sus objetivos, destacó Carolina Cofré, encargada del programa de integración del DAEM.
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