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Cuando nos focalizamos en los últimos avances tecnológicos, demasiadas imágenes se vienen a nuestra mente. Innovaciones, emprendimientos, creación de valor; todo puesto a disposición de la comunidad y los nuevos clientes.
Pero ¿cuál es el concepto que mejor engloba toda esta vorágine de productos y servicios? Una respuesta a esto la podemos encontrar en la denominada Economía Naranja.
Partiremos diciendo que es un tipo de economía centrada en la creatividad. Concepto novedoso, pero no menos interesante, por cierto. Según la definición del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios, y cuyo valor puede estar basado en la propiedad intelectual.
Con ello ya vamos llegando una definición más llamativa, que nos acerca a los conceptos en esta era digital y de conocimiento. La práctica de la Economía Naranja no solo impulsa las actividades bajo la óptica de la creación de valor, sino que más importante aún, esas actividades se han convertido en sistemas prioritarios de innovación sobre todo en América Latina. No nos debe extrañar que muchas de las tecnologías actuales han nacido al alero de la Economía Naranja.
Esta economía tan atrayente posee dos enfoques importantes: pone acento en las industrias creativas, por una parte, y además en las áreas que generan soporte para esta creatividad.
Cuando pensamos y filosofamos con la cuarta revolución industrial, nuestro gran aporte viene por esta economía, por que se fundamenta en una palabra tan buscada pero pocas veces desarrollada a plenitud como es la creatividad.
Ella es lo que nos ha impulsado a tener hoy todo a nuestro alcance y en fracción de segundos. Industrias llamativas, pero a su vez tan simples de manejar como Airbnb, Spotify, Twitter, Uber, Waze, entre muchas otras, han nacido en la mente de estos creativos que han imaginado un mundo más ameno y simple.
En todos los casos anteriores, lo central es el protagonismo que tiene el diseñador o creador ya sea como fundador o cofundador en estas nuevas empresas revolucionarias. Y ya que la otra parte importante es la economía, tan solo 1 dato: la fuerza laboral mundial de la economía naranja supera a la de la industria automotriz de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón en su conjunto.
La creatividad por si sola ya no es un concepto aislado, está presente en cada acción humana, además se ha incorporado como una de las 10 habilidades que se necesitan en los trabajos en el 2020 (la 3° en importancia). Esta economía hoy está generando valor y riqueza, empleos e impacto social.
Mejores soluciones no solo acercan a los consumidores, sino que, sin lugar a duda mejoran el bienestar social, disminuyen las tan temidas brechas de desigualdad y transforman la sociedad con ideas que generan un valor económico social de alto impacto.
Bienvenidos los creativos, apropiémonos de los problemas con soluciones de alta empatía y dejemos a las futuras generaciones el legado de pensar nuestra sociedad de forma distinta: más amigable y solidaria.
Esa es la invitación que nos hacen muchos genios creativos; esa es la invitación de hoy en la Economía Naranja