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El 32,8% de los chillanejos que emigraron tiene estudios universitarios

Uno de los desafíos de Chillán y de la región de Ñuble es, ciertamente, retener y atraer capital humano, que permita diversificar la matriz productiva y generar más y mejores empleos, sin embargo, las estadísticas muestran que la fuga de talentos desde Chillán no cesa, de hecho, según datos del Censo de Población de 2017, la mayoría de los chillanejos que han migrado en los últimos cinco años son egresados de la enseñanza universitaria.

De acuerdo al análisis basado en el Censo 2017, realizado por el Departamento de Estudios de la Dirección de Desarrollo Económico (Didepro) de la Municipalidad de Chillán, el 32,8% de los migrantes chillanejos tienen educación superior universitaria completa; le siguen aquellos con enseñanza media científico-humanista completa, que representan el 23,2%; aquellos con enseñanza básica completa (21,8%); los que tienen enseñanza media técnica (13,8%); y finalmente, los que tienen una carrera técnica de nivel superior (8,4%).

Renato Segura, director de la Didepro, expuso que “la migración, en términos generales, no es un problema grave. La gente migra menos en Chillán que en el promedio de las capitales regionales del país. El problema no está en el número de migrantes (aquí vale el supuesto que Chillán tiene su atractivo para retener a la población), sino en la calidad del capital humano que migra, donde aquí pesan más las brechas salariales”.

De hecho, Segura apuntó que en el caso de los profesionales universitarios que emigran, que representan el 32,8%, esta cifra es superior al promedio de las capitales regionales del país (31,0%).

Destacó, también, que las menores participaciones las tienen la enseñanza media técnica y la superior técnica. “Se puede interpretar al menos desde dos puntos de vista. La primera es que la formación técnica en Ñuble esta poco desarrollada y sus contenidos no capturan suficientemente la demanda de la industria nacional; o que la matriz productiva de Ñuble tiene mayores espacios para los profesionales técnicos”, argumentó el funcionario.

Por otra parte, Segura subrayó que “el talento femenino drena mucho más que sus pares masculinos, lo que puede ser explicado por las brechas salariales que mantiene una sociedad en cuya matriz productiva tiene pocas oportunidades para puestos de trabajos y, por lo tanto, con menor integración de las mujeres. Me refiero a puestos de trabajo que demandan un mayor nivel educacional”.

En el caso de las migrantes mujeres, el 34,5% tiene estudios universitarios, una proporción más alta que en los hombres (31,3%).

En este punto, hizo hincapié en que “las mujeres profesionales muestran una mayor propensión a emigrar. Esto es una característica de una sociedad que mantiene pendiente una plena incorporación de la mujer a las oportunidades que se generan en el mercado laboral, lo que se traduce en brechas salariales con sus pares hombres, menores puestos de trabajo y/o menores oportunidades”.

El profesional indicó, además, que “la migración se concentra en los jóvenes, quienes presentan mayor dificultad al momento de buscar un puesto de trabajo, para una matriz productiva que les da pocas chances de poder desarrollar sus talentos”.

Según rango etario, la mayoría de los migrantes chillanejos tiene entre 20 y 29 años, segmento que concentra el 32,7%; seguido por el grupo de 30-39 años, con el 19,4%.

Respecto de las causas, Segura explicó que “tiene que ver con el nivel de salarios. En promedio, el mercado laboral paga mejores salarios a los trabajadores egresados de la educación superior. Este fenómeno se explica principalmente por el mayor nivel de especialización que aportan los estudios superiores y/o desde el punto de vista del costo informacional, la señal de mayor productividad que subyace sobre los trabajadores que realizan un esfuerzo para obtener un título profesional”.

Pero también reconoció que no sólo se trata de bajos salarios, sino del tamaño del campo ocupacional en la zona. “Están relacionados ambos fenómenos. Las oportunidades de mejores salarios se generan en ambientes donde se ubican las oficinas corporativas de las empresas y/o los niveles con capacidades de decisión estratégica y financiera (las que normalmente se ubican en Santiago)”, apuntó.

Formación de talentos

En las universidades con presencia en Chillán conocen muy bien el fenómeno y reconocen el atractivo que representan otras regiones para sus egresados.

Es el caso del campus Chillán de la Universidad de Concepción, donde varias carreras están orientadas al agro, pese a ser la vocación de Ñuble, muchos titulados optan por emigrar.

Camilo Souto, jefe de carrera de Ingeniería Civil Agrícola, que imparte la Facultad de Ingeniería Agrícola, sentenció que la búsqueda de mejores oportunidades laborales y salarios son los principales factores.

“Un elemento importante son los sueldos. En el caso de los ingenieros civiles agrícolas, si se compara lo que ganan acá en la región y lo que ganan en otras regiones más grandes, como la Metropolitana, vemos diferencias de un 30-40%, y eso yo creo que es importante cuando uno egresa”, detalló el académico, quien acotó que esa diferencia se observa con Santiago principalmente, y se da en mayor medida en el ámbito privado.

Souto añadió que “otro elemento importante es que irse a trabajar a Santiago te da un bagaje mucho más amplio en cuanto al roce de profesionales que hay en la capital, y eso te da un plus si en algún momento deseas volver a la región, ya que tienes mejores oportunidades laborales y un mejor sueldo en comparación con un profesional que solo ha trabajado en la región”.

“A pesar de que Ñuble es una región de gran desarrollo agrícola, la cantidad de ingenieros civiles agrícolas que están trabajando en la región es bastante baja en comparación con otras regiones, producto del desarrollo que ha tenido la agricultura en otras zonas, que es mucho más grande que acá”, reconoció.

“Los egresados están migrando, en el último tiempo, a regiones donde la agricultura se está desarrollando en forma exponencial, por ejemplo, en La Araucanía tenemos bastantes profesionales, así como también en Los Ríos y Los Lagos, que son regiones donde la agricultura se está expandiendo, principalmente en el área de recursos hídricos, energía en la agricultura y de agroindustria. Otros destinos destacados son la región de O´Higgins, donde hay gran desarrollo frutícola, y también la Metropolitana”, detalló el ingeniero.

Centralismo

Benito Umaña, decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío-Bío (FACE UBB), quien viene planteando hace años la necesidad de generar políticas de atracción y retención de talentos, comentó que este fenómeno funciona como un “círculo vicioso” debido al fuerte centralismo.

“Esta fuga de talentos se debe principalmente, creo yo, a la falta de oportunidades, por el exceso de centralismo que tiene el país, que hace que los jóvenes se vayan a Santiago principalmente, en búsqueda de trabajo. Hoy, lo que nos hemos dado cuenta, que los jóvenes buscan mayor calidad de vida, y ahí hay una oportunidad para las regiones, y una ciudad como Chillán, con grandes atractivos, pero tiene que contar con una serie de servicios, por ejemplo, hemos hablado de la conectividad, la educación, es un tema integral, no es solo un tema de empleo, eso viene aparejado con las oportunidades, con la inversión, con el empleo, en que empiezan a llegar esos servicios. En materia de educación, Chillán tiene esos servicios, tiene buenos colegios, pero le faltan algunas carreras, como ingenierías o medicina”, analizó Umaña.

Sin embargo, explicó que las deficiencias en materia de servicios y de inversiones obedece al centralismo que asfixia al país, y que se traduce en grandes brechas, por ejemplo, en materia de inversiones, en conectividad, en acceso a servicios de salud, de enseñanza superior, en infraestructura y en entretención, por nombrar algunos.

El problema, continuó, es que las inversiones no se van a concretar en la medida que no exista el suficiente capital humano calificado, lo que constituye un “círculo vicioso” que se puede romper reduciendo el centralismo.

En ese sentido, planteó que la región de Ñuble debiera crear un programa de atracción y retención de capital humano calificado.

Por su parte, Renato Segura, de la Municipalidad de Chillán, postuló que para evitar esta fuga de talentos, “la región debe ser capaz no sólo de atraer las inversiones, sino también debe tener la capacidad de atraer las oficinas corporativas y los niveles de decisión estratégica y financiera a la capital regional. En este sentido, el éxito para hacerlo una realidad depende de alcanzar el estatus de ciudad modelo para transformarse en un centro de negocios de la actividad silvoagropecuaria. Es decir, necesitamos infraestructura tecnológica, logística y de conectividad, de tal forma que los inversionistas perciban ventajas comparativas de Chillán para concretar negocios en Chile, incluido el lobby con el sector público”.

“Para retener dichos talentos se requiere que Chillán se transforme en una ciudad de servicios sustentable cuya infraestructura, conectividad y medio ambiente sean atractivos para atraer las oficinas corporativas de los grupos económicos que inviertan en la región”, cerró Segura.

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