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Chile agroalimentario: cuestión de voluntad

¿Puede la voluntad doblegar a la razón? Es usual que la razón sea el principal argumento para doblegar la voluntad. Argumento que en su minuto utilizó la autoridad económica para poner paños fríos a nuestra propuesta de instalar en la macrozona agrícola del país una Zona Franca Agroindustrial de Exportación. Según la autoridad, cualquier medida que considere beneficios tributarios es una merma para los ingresos que tarde o temprano afectarán las finanzas públicas, ergo su aprobación debía estar precedida por un riguroso estudio que comenzaría en marzo de 2020. La pandemia y el “voluntarismo” de la propuesta selló su suerte.

Creo conveniente precisar que el voluntarismo es una de las tendencias idealistas subjetivas en filosofía que niega la existencia de leyes objetivas y necesarias en la naturaleza y en la sociedad, atribuyendo el valor decisivo, primario, a la voluntad. El argumento kantiano de que “la razón impone las leyes a la naturaleza” ha sido adoptado por la autoridad como un axioma (verdad que no necesita ser demostrada). Bajo dicho principio, antes de transformarlas en política pública, las propuestas deben nacer o ser visadas por la “autoridad competente”, argumento propio del brutal centralismo que caracteriza a nuestro país.

Empero, en los análisis del pensamiento kantiano se ha mostrado que el racionalismo reconoce en la voluntad la manifestación de la razón práctica. Los países bajos decidieron revolucionar la agricultura para resolver el aumento de la demanda de alimentos que se espera ocurra hacia el año 2050. Con un 6% de la superficie de Chile continental y con una arquitectura de 93 kilómetros cuadrados de invernaderos, se han transformado en el segundo mayor exportador mundial de productos agrícolas. La voluntad de los países bajos de modernizar su actividad agrícola los llevó a exportar más alimentos que Francia y España juntas. Su audacia los llevó a un lugar de privilegio que es sobrepasado solo por Estados Unidos, que es 237 veces más grande en superficie terrestre. Sin embargo, los Países Bajos exportaron casi US$100 mil millones en productos agrícolas solo el 2017, así como US$10 mil millones en productos relacionados con la agricultura.

Nuestra propuesta de Zona Franca Agroindustrial de Exportación se hacía cargo de la experiencia internacional sobre la materia, toda vez que su formulación estaba basada en la cadena de valor de la agroindustria en el territorio extendido de la macrozona sur de Chile. La propuesta postulaba el desarrollo de la agricultura, la agregación de valor a los productos agrícolas, el abastecimiento del consumo interno, el aprovechamiento de la infraestructura logística, y la exportación de bienes agroindustriales para el mercado externo. Venía a dar una respuesta al requerimiento transversal de la sociedad chilena para rescatar la actividad productiva de las zonas agrícolas. Estaba cimentada en un plan integral de desarrollo de la actividad agroindustrial, la generación de empleo y la disminución de la pobreza en vastos sectores rurales del centro sur del país.

Es decir, a pesar de la contundencia de la razón, no existe voluntad de la autoridad para que Chile desarrolle su potencial agroindustrial.

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