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Todo estará bien

Los incrementos de precios de bienes esenciales han generado una importante merma en los ingresos de los hogares de Ñuble. En doce meses, el aumento de precios ha alcanzado niveles difíciles de enfrentar. El precio del aceite vegetal se ha incrementado en 32,2%; la carne de pollo en 28%; el pan en 19,1%; el combustible para el automóvil en 33,2%; la parafina en 72,9%; el gas licuado en 19,4%; y la leña en 15,5%.

El aumento del costo de la leña afecta al 75% de los hogares para quienes utilizan dicha fuente energética como calefacción y al 11% de los hogares para quienes la usan para cocinar. El 85% de los hogares utiliza el gas licuado para cocinar. La parafina es utilizada para calefacción en el 10% de los hogares. El incremento del costo del combustible para el automóvil afecta al 45% de los hogares. El incremento de los precios de los alimentos, afectan al 100% de los hogares.

Complejo panorama para una población que ha nacido y se ha desarrollado en un ambiente económico exitoso en materia de estabilidad de los precios. En efecto, en octubre de 1989 junto con la publicación de la ley que otorgaba la autonomía al Banco Central de Chile, el cumplimiento de la inflación meta de 3% en un período de 12 meses, con un rango de desviación del 1%, se transformó en el gran activo del instituto emisor. A partir del año 1998 la meta se comienza a cumplir en forma rigurosa. En un horizonte de 24 meses, la inflación reversaba al valor meta. En el año 2000, la variación anual del IPC fue de 4,53% – por encima del máximo del rango meta – pero al año siguiente retornaba al 2,64%. En el año 2003, la variación del IPC fue de 1,07% – por debajo del mínimo del rango meta – sin embargo, al año siguiente retornaba al 2,43%.

La situación se puso compleja en los años 2007 y 2008, donde la inflación superó el 7% por dos años consecutivos. Frente a este escenario, el Banco Central aplicó una fuerte política restrictiva subiendo la TPM a niveles del 8,25% hacia fines del año 2008. La variación negativa del IPC del año 2009 (-2,58%) propició una fuerte baja de la TPM a niveles del 0,5%, recuperando la variación del IPC dentro del rango meta, en niveles del 2,97% el 2010.

En el año 2021, la variación del IPC fue de 7,2% y en el primer trimestre de 2022 de 9,4% en doce meses. Los operadores económicos han vuelto la mirada hacia el instituto emisor. De hecho, la TPM se ha empinado al 7% y con una alta probabilidad que en el corto plazo alcance el 8,5%. Sin embargo, el complejo ambiente económico internacional y el alto costo de las materias primas e insumos generan razonables expectativas de que los precios van a seguir al alza, al menos en lo que resta del presente año.

Por tanto, los hogares tendrán que acostumbrarse a convivir con la inflación. Frente a esta coyuntura, se requiere desempolvar las recetas que permitan enfrentarla, a saber: Invertir en bienes duraderos; buscar la complementariedad con hogares afines para coordinar el plan de compras de bienes imprescindibles; comparar precios y buscar los mejores sustitutos; priorizar las compras en bienes de primera necesidad; e implementar acciones para aumentar la eficiencia en el consumo de energía. De esta manera, “todo estará bien”.

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