No es novedad que el cáncer constituye una de las principales amenazas para la vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado que, en el mundo, en 2020, fue causa de más de 8 millones de muertes. En nuestro país, fueron 22.000 las víctimas causadas por este mal, mientras que en Ñuble causó el 23% de los fallecimientos. Es decir, prácticamente 1 de cada 4 personas muere por esta causa.
El cáncer de estómago y próstata son los que más vidas cobran en varones de la región. Lo siguen pulmón y bronquios. En cuanto a la mortalidad de tumores malignos, las tasas más altas se han encontrado en las comunas de Trehuaco y El Carmen, mientras las más bajas en Cobquecura, Ñiquén, Pinto, San Ignacio y Quillón.
A nivel de tratamiento, la realidad local es que todos aquellos que necesitan de quimioterapia y radioterapia, incluido niños, son derivados a centros asistenciales penquistas o santiaguinos, acotándose las prestaciones a nivel local solo a terapias paliativas.
Esa deuda es la que pretende saldar el Centro Oncológico que proyecta el Servicio de Salud Ñuble (SSÑ) y que forma parte del Plan Nacional del Cáncer del Ministerio de Salud (Minsal).
Se trata de una iniciativa de la red asistencial, que ha contado con el apoyo de distintos sectores, entre ellos, dirigentes de la comunidad y autoridades locales, y que se ha visto fortalecida en las últimas semanas con la entrega por parte de la Municipalidad de Chillán, del terreno del antiguo Grupo Escolar, donde se construirá este recinto.
Sin embargo, al igual como ocurre con la Teletón, hay una “competencia” entre diferentes autoridades por mostrarse proactivas y protagonistas de su gestión, que puede inducir falsas expectativas en la ciudadanía, sobre todo entre los pacientes y sus familias. Lo concreto es que el complejo oncológico recién está en etapa de preinversión y pasarán entre 5 a 7 años para que se materialice.
En todo caso, los anuncios de las últimas semanas constituyen un avance que debe valorarse, tanto por el público compromiso de diferentes autoridades, como por el fuerte impulso que le ha dado una comunidad empoderada hace años.
Evidentemente, hay aquí una positiva enseñanza de trabajo conjunto para nuestra comunidad y autoridades, que debe servir también para enfrentar la otra dimensión de esta enfermedad, que es tanto o más importante que su tratamiento: la prevención.
El 40% de los cánceres son evitables y precaver sus principales factores de riesgo pasa por medidas sencillas y practicables, como no fumar, no exponerse exageradamente al sol, moderar el consumo de alcohol, consumir una dieta sana, hacer actividad física y protegerse de las infecciones.
Es evidente que una de las medidas más efectivas en la lucha contra el cáncer sigue siendo una práctica constante en la divulgación de la información sobre una enfermedad donde la ciencia ha recorrido un enorme camino para su tratamiento y, en muchos casos, para su cura definitiva.
